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Mostrando entradas de junio, 2017

Nos creíamos invencibles

¿Recuerdas cuando nos creíamos invencibles? Caminábamos de la mano convencidos de que nada ni nadie podría pararnos, sumergidos en nuestro propio mundo en el que cada piedra del camino era una buena excusa para volar aun más alto. Quisimos creer en el infinito de un " para siempre " y nos topamos con la rutina y su fiereza. Nos asaltaron a traición aquellos grises que nunca quisimos ver, aquellos que permanecían escondidos tras el arcoiris a la espera de su minuto de gloria. Aquellos grises que nos taparon la luz y nos llenaron de sombras, que sembraron las dudas y nos convirtieron en extraños. Y los " Te quiero " se fueron con el viento, dejándonos llenos de reproches y orgullo, ese orgullo que ahora nos hace darnos la espalda y nos impide mirarnos a los ojos... Esos ojos que gritan desesperados un " Te echo de menos " que ni tú ni yo somos capaces de escuchar mientras nos consumimos por dentro.

Conexión entre dos almas

Hay veces en las que solo necesitas unos segundos para saber que esa persona que acabas de conocer se convertirá en un pilar fundamental en tu vida -sea de la forma que sea-. No sabes exactamente qué es, pero hay algo que te inquieta, que te llama la atención y te incita a seguir descubriendo más. Y los ratos de conversación empiezan a quedarse cortos porque siempre te quedas con ganas de más, así que empiezas a buscar excusas. Un café, una comida, un cine, una tarde de compras, una cena... Hasta que un día simplemente te das cuenta de que lo que quieres compartir es toda una vida. Ahí es cuando descubres que la otra persona ha pasado todas las barreras posibles y ha tatuado su nombre en tu alma. Y sí, es arriesgado, porque somos conscientes de que la vida da demasiadas vueltas, que las personas cambian y que las relaciones -sean del tipo que sean- corren el riesgo de deteriorarse con el paso del tiempo o verse afectadas por cualquier paso en falso o cualquier error. Y asusta sabe...

Si me permites un consejo

Tu boca repite una y otra vez que ya no la quieres, tantas veces que incluso tú misma empiezas a creerlo, pero lo cierto es que tus ojos siguen brillando cada vez que alguien pronuncia su nombre de imprevisto, o cuando te encuentras por sorpresa con una foto suya en Instagram porque a alguno de vuestros amigos le ha gustado. Y entonces, como por arte de magia, todas tus barreras desaparecen por un momento, y tu boca se ve obligada a guardar silencio mientras tu mente vuela sin remedio a su lado, recreando cada sonrisa, cada abrazo, cada beso, cada susurro, cada caricia, cada noche en vela, cada locura compartida, aquella última mirada que tanto decía y que nunca quisiste escuchar... Y una sonrisa nostálgica invade tu rostro, cada fibra de tu cuerpo se estremece ante el recuerdo de su piel rozando la tuya y tu respiración se entrecorta mientras te asaltan miles de dudas: " ¿De verdad esto tiene sentido? ¿Y si me equivoqué?  ¿Me echará de menos? ¿Pensará también en mí? ¿Sentirá lo ...