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Mostrando entradas de agosto, 2015

Eres tú

Eres mi amor de verano en pleno mes de enero, el as bajo la manga que siempre salva mi partida, toda la magia que se esconde en mi sombrero. Eres, quizás sin tú saberlo, quien da sentido a mi vida, quien le corta las alas a mis miedos y me invita a volar sin despegarme del suelo. Eres tú. Son tus risas y tus enfados, tus susurros y tus gritos descontrolados. tus palabras y tus silencios, tus virtudes y tu cargamento de defectos. Son tus bailes y tus labios recitándome versos. No hay duda. Eres tú, siempre tú. Quién sabe desde cuándo.

¿Aún me preguntas por qué te quiero?

Hoy es uno de esos días, ya sabes... De esos días en los que se me hace cuesta arriba no verte, en los que maldigo absolutamente todo cuanto me rodea y nadie consigue calmarme por mucho que lo intente. Hoy es uno de esos días en los que amanecí echándote de menos y mis sonrisas se venden demasiado caras simplemente porque tú no estarás para verlas. Uno de esos días en los que no haré nada más que pensarte mientras avanzo por la casa entre un mar de suspiros y sin dejar de mirar mi móvil, buscando esos únicos minutos al día donde sonrío sin esfuerzo. Hoy es uno de esos días en los que me despierto enfadada con el mundo y maldiciendo a ese estúpido calendario que parece decidido a no avanzar. Qué lento pasa el tiempo cuando quiere. Qué espeso se hace el aire cuando tú no estás presente... Ya ves, hoy inevitablemente es uno de esos días. Pero no te preocupes, porque en un rato sonará el teléfono, y con sólo escuchar tu voz conseguirás que mi día mejore. Apenas un minu...

Cada noche la misma página

Sigo abriendo el libro de la mesilla cada noche por la misma página, por esa que te quedaste leyendo antes de tener que marcharte, esa que habla del amor que nada tiene que temerle al tiempo, esa que habla del amor que no se interrumpe ni siquiera en la distancia. Cada noche vuelvo a abrir el libro por el mismo sitio y vuelvo a leer con detalle la misma página una y otra vez, tratando de poner mis dedos donde hace unos días tú ponías los tuyos, tratando de rememorar cada uno de los gestos que dejabas escapar al sumergirte en las mismas frases que yo leo ahora, en las frases que hace tan solo unos días me susurrabas de madrugada. Cada noche abro el libro por la misma página, y todas las noches sonrío al llegar a aquella palabra en la que te trabaste hace unos días gracias a mis distracciones, y cierro los ojos cuando llego a aquella coma en la que aprovechaste para colocarte suavemente el pelo tras la oreja... Y cada noche, sin excepción, el corazón se me dispara ansioso cuando...