Cada noche la misma página
Sigo abriendo el libro de la mesilla cada noche por la misma página, por esa que te quedaste leyendo antes de tener que marcharte, esa que habla del amor que nada tiene que temerle al tiempo, esa que habla del amor que no se interrumpe ni siquiera en la distancia.
Cada noche vuelvo a abrir el libro por el mismo sitio y vuelvo a leer con detalle la misma página una y otra vez, tratando de poner mis dedos donde hace unos días tú ponías los tuyos, tratando de rememorar cada uno de los gestos que dejabas escapar al sumergirte en las mismas frases que yo leo ahora, en las frases que hace tan solo unos días me susurrabas de madrugada.
Cada noche abro el libro por la misma página, y todas las noches sonrío al llegar a aquella palabra en la que te trabaste hace unos días gracias a mis distracciones, y cierro los ojos cuando llego a aquella coma en la que aprovechaste para colocarte suavemente el pelo tras la oreja... Y cada noche, sin excepción, el corazón se me dispara ansioso cuando llego a aquella frase que dejaste escrita a boli al final de la página: "No dejes de sonreír ni un momento en mi ausencia, que yo te seguiré mirando en mis sueños. Y a mi vuelta, te daré cada uno de los besos que te debo".
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