Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2016

Me encanta

Me encanta que me acaricies el pelo cuando crees que estoy durmiendo, que te sientes conmigo en el sofá mientras estoy leyendo y, sin romper el silencio, apoyes tu cabeza en mis piernas. Me encanta que sonrías cuando me ves llegar a lo lejos y que aparezcas por la espalda tapándome los ojos mientras que, con voz traviesa, dices en alto aquello de " ¿Quién soy? ". Me encanta que me dejes notas escondidas por la casa, que vengas a besarme antes de irte aunque se te haya echado el tiempo encima y que, cuando estás fuera, me mandes canciones que te recuerdan a mí. Me encanta que sepas cómo quiero el café sin necesidad de preguntarme y que llenes mi copa mientras sigues inmersa en una charla con la pareja de enfrente. Me encanta acariciarte el pelo mientras duermes, sentarme contigo en el sofá mientras estás leyendo y, sin romper tu silencio, hacerte saber que estoy contigo apoyando mi mano en tus piernas. Me encanta la sensación que provoca tu sonrisa cuando te veo aparecer a ...

Me pido todo cuanto eres

Me pido tus ojos para descubrir el mundo e iluminar cada uno de mis pasos. Me pido tus labios para calmar mi inagotable sed. Me pido tu cuello para perderme cada noche en busca de mis sueños. Me pido tus hombros para descansar el peso de mis inquietudes. Me pido tu pecho para bajarme del mundo y sentirme en casa. Me pido tus brazos para construir mi refugio y ponerme a salvo de cualquier peligro. Me pido tus manos para agarrarme con fuerza a la vida y tomar impulso cada vez que tenga que levantarme. Me pido tu espalda para navegarla cada noche y descifrar el mapa de tus lunares. Me pido tus piernas para rodear mi cintura y amarrarme contigo a la libertad que siempre busqué. Me pido absolutamente todo cuanto eres. Te entrego absolutamente todo cuanto soy.

No nos conocemos

Tú y yo no nos conocemos. No sabes cómo es mi voz, no eres capaz de ponerme cara, no sabes de qué color tengo los ojos, cómo tengo el pelo o cómo visto. Y yo tampoco sé nada de ti. A ojos de cualquiera no somos más que un par de extraños y, sin embargo, a ti te lo he contado todo, hasta aquellas cosas que mi gente más cercana desconoce. Te he contado mis errores y mis aciertos, mis penas y mis alegrías, te he hablado de amores y de desamores y te he desvelado mis secretos más íntimos. He compartido contigo mi forma de mirar y mi manera de entender el mundo y te he abierto de par en par una ventana con vistas a mi parte más personal y privada, a esa que tanto pudor me da sacar a la luz. Y a pesar de todo eso no nos conocemos, no somos más que dos perfectos desconocidos. Podríamos habernos cruzado más de mil veces por la calle, o incluso podríamos haber intercambiando en algún momento una de esas conversaciones absurdas que se dan en los ascensores o en las paradas de autobús. Podría ha...

Ojalá pudieras verte como yo te veo

A veces, mientras te miro quisiera decirte tantas cosas que mis palabras se atropellan y termino por guardar silencio, con los ojos clavados en ti y una sonrisa adornando mi rostro. Supongo que desde fuera debo parecer idiota en esos momentos, pero he descubierto que me encanta mirarte cuando no te das cuenta. Observarte cuando andas con tu atención puesta en cualquier cosa de la calle, cuando se te van los ojos detrás de cualquier perro que te encuentras en tu camino, cuando algo te hace tanta gracia como para reír a carcajadas, cuando ordenas tus cosas tarareando alguna canción, cuando bailas en la cocina mientras preparas el desayuno o mientras frunces el ceño viendo alguna película que no termina de gustarte. Me he dado cuenta en este tiempo de lo mucho que me gusta descubrir el mundo a través de tus ojos, de que, en cualquier atardecer, lo más especial es el brillo en tu mirada mientras te deleitas con él. Porque no se trata de lo que ves sino de cómo lo miras, y tus ojos son ese...

Gracias

No sé dónde estarás y, si te soy sincera, tampoco es que me importe demasiado. Te supongo en alguna parte desplegando tus aires de grandeza a base de miradas por encima del hombro y ese tono autoritario que siempre te acompaña, como si el mundo tuviese la obligación de girar por y para ti. Sinceramente, compadezco a todo aquel que haya tenido la mala suerte de haberse cruzado en tu camino. Pero no, no te escribo para eso. Te escribo, por extraño que parezca, para darte las gracias. Gracias por cada una de las veces que me has hecho llorar, porque así aprendí a valorar cada sonrisa por pequeña que sea. Gracias por cada una de las zancadillas que me pusiste, porque con ellas aprendí a levantarme, sacudirme la tierra y volver a recuperar el ritmo de mis pasos, más fuertes después de cada tropiezo. Gracias por cada desprecio, por cada mal gesto, por cada una de las veces que intentaste hacerme de menos, porque lo único que conseguiste fue alimentar mi orgullo propio y enseñarme a valora...