Cuestión de tiempo

Se hace un hueco la mañana a través de las cortinas y los molestos rayos de sol me hacen querer darme la vuelta para seguir durmiendo, pero no puedo hacerlo. Tu cuerpo dormido sobre el mío me impide cualquier movimiento y me retiene en esta cama. ¿Qué importa? No se me ocurriría ir a ningún lado ahora mismo. 

Abro los ojos sonriendo por la imagen que sé que voy a encontrarme y me sorprendo al descubrir que la realidad es mucho mejor que la que había imaginado en mi mente. Intento retener mi mano para no perturbar tu sueño, pero antes de que pueda evitarlo noto como mis dedos repasan despacio cada una de las líneas que dibujan tu cuerpo. Tú te revuelves sin abandonar todavía tu sueño, y aun sin ser consciente, te abrazas más a mí consiguiendo hacer temblar a cada uno de los poros de mi cuerpo.

Y sé que al despertar volverán a asaltarte las dudas que te encierran el alma bajo mil candados y que volverán a paralizarte tus miedos. Sé que volverás a marcharte a toda prisa dejándome con ese sabor agridulce que deja el acariciar tus sueños sin ser capaz de atraparlos, y que me tocará volver a buscarte e inventar un nuevo plan para que te dejes llevar de nuevo, pero no me importa. No ahora que tu cuerpo me dice todo aquello que calla tu boca, no cuando noto en mi piel el rastro de ese amor que tanto te empeñas en ocultar. No me importa porque ahora sé que sólo es cuestión de tiempo

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ojalá pudieras verte como yo te veo

Si me permites un consejo

El acoso de los talifanes