Millones de motivos por los que sonreír

Quejarse es quizás lo que más fácil nos resulta. Por la oportunidades que no terminan de llegar, por lo planes que no salen bien, por las historias que se quedan en el camino, por el trabajo que no tenemos, por el examen que no llevamos del todo bien, por la relación que se terminó, por aquel fallo que cometimos, por las cosas que no sabemos cómo hacer que funcionen, por el camino que no nos atrevimos a coger.... 

Todos tenemos problemas y preocupaciones rondándonos por la cabeza e inquietándonos el sueño, pero detrás de todo eso existen mil y un motivos para seguir siendo feliz a pesar de todo. Hace unos días escuché que la felicidad es un listón que nosotros mismos nos ponemos, y es cierto. De todos los días podemos extraer algo bueno, algún motivo para ser feliz. Algo que, quizás por estar acostumbrados a tenerlo, no sabemos valorarlo como el lujo que realmente es. Llegar a casa y encontrar a tu familia, seguir teniendo gente con la que quejarte de tus problemas, ese rato de conversaciones disparatadas cada noche, ese disco que te hace aislarte de todo...  Tenemos millones de motivos por los que sonreír a diario y dar gracias, ¿por qué empeñarnos en mirar una y otra vez las cosas malas?

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