Mirar fijamente tu reflejo
De pronto llega un momento en el que te das cuenta de que no eres capaz de reconocer al extraño que te mira desde el espejo. Casi todos tarde o temprano pasamos por esa etapa de confusión, de preguntas sin respuesta. Todo empieza un día en el que te levantas siguiendo una rutina que no recuerdas ni cuándo empezó, y lo haces sin ningún tipo de entusiasmo, solo por la costumbre de hacerlo, únicamente porque hacerlo es lo más fácil. Y así van pasando los días, uno tras otro, casi sin darte cuenta hasta que un día cualquiera te sorprendes mirándote al espejo con el ceño fruncido, preguntándote cuándo empezaste a cambiar, cuándo dejaste aparcados tus sueños y empezaste a ser un actor dentro de tu propia vida. Como te decía todos tarde o temprano, en mayor o menor medida, pasamos por algo así. Y precisamente por eso puedo decirte que la solución jamás pasa por cambiar de espejo buscando alguno que sea más amable, que maquille la verdad o que se sirva directamente de engaños para decirte...