Dímelo

Dímelo.
Susúrralo en mi oído para que nadie te oiga,
o grítaselo al aire con todas tus fuerzas.
Escríbelo en un papel arrugado y con mala letra,
o publícalo en el periódico más importante del país.
La verdad es que no me importan cuáles sean tus formas.

Si lo susurras o si lo gritas.
A base de borrones o con tu mejor caligrafía.
No me importa.
Lo único que quiero es que lo digas,
tan pronto como puedas.

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