Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2016

Entonces llegas tú

Y entonces llegas tú con tus buenas intenciones, jugando a derribar las murallas que tanto tiempo me costó levantar e insistiendo en recorrer terrenos pantanosos por los que nadie se atrevió nunca a caminar, ni siquiera yo. Ahora llegas tú, insensato, retando a un corazón cobarde que lleva demasiado tiempo dormido, escondido detrás de cientos de candados y con serias dificultades para vivir más allá del mecánico y monótono latido. Créeme, no sabes dónde te estás metiendo, porque si lo supieras ya hubieses dado media vuelta y hubieses desandado el camino, y tu mente me hubiese borrado, y tus ojos ya se hubiesen desintoxicado de mi imagen. Y nadie podría reprochártelo, ni siquiera yo. Yo menos que nadie. Así que hazlo, hazlo antes de que sea tarde y huye tan lejos como puedas convirtiéndome en un recuerdo pasajero que pronto saldrá de tu mente. No lo arriesgues todo por un imposible, ni te dejes arrastrar por los huracanes que llevo dentro, porque no merece la pena. Huye. Hazme caso...

Sería absurdo

Sería absurdo, tanto como intentar caminar sobre el agua, tanto como pretender avanzar sobre el barro manteniendo los zapatos limpios, tanto como querer tapar el sol con un solo dedo, tanto como perseguir el final del horizonte. Sería absurdo, además de imposible, querer dejarte atrás cuando ya vives en mi mente, querer pasarte por alto cuando ya todos mis sentidos se rindieron a ti. Sería absurdo esconderme tras una muralla cuando ya te llevo dentro, y seguir como si nada cuando tú eres un todo. Sería absurdo y demasiado idiota huir de ti cuando te llevo buscando demasiado tiempo. Sería absurdo a estas alturas no reconocer que te quiero.

Fue aquello

Aquel día tu pelo no lucía su mejor peinado, es cierto.  Más bien bailaba libre al compás del viento, indomable, jugando a dibujar figuras imposibles. Aquello me hizo mirarte. Después llegaste al semáforo y lanzaste un suspiro justo después de mirar tu reloj, para seguidamente lanzar una mirada amenazante al tráfico. Como si con eso pudieses detener los coches que te impedían el paso. Aquello me hizo sacar una sonrisa. Justo cuando cruzaste la calle apareció aquel gracioso cachorro que se acercó a ti en busca de juegos. Y en ese momento olvidaste todas tus prisas para arrodillarte en el suelo. Y lo cogiste en brazos dejando las bolsas a un lado. Las mismas bolsas que luego olvidaste en el suelo y te hicieron volver corriendo. Aquello me provocó una carcajada. Entonces saludaste a quien te esperaba y te sentaste en aquella terraza, aguantando con una sonrisa la reprimenda por llegar tarde. Y entonces levantaste la mirada y la clavaste en mí, aun con la s...

No creo en San Valentín.

No creo en San Valentín, ni en sus bombones, ni en sus corazones, ni en sus flores, ni en sus tarjetas, ni en sus velas, ni en sus reservas de hotel, ni en sus cenas románticas, ni en sus colores rojo pasión, ni en sus gestos destinados a la galería, ni en sus miles de simbolismos establecidos por una sociedad excesivamente consumista, ni en sus muestras de amor marcadas por un calendario...  Yo creo en los besos de un desayuno cualquiera, en las notas dejadas cada mañana en la puerta de la nevera, en la rosa que se regala sin ningún motivo, en los planes sorpresa, en el impulso de viajar para encontrarme contigo, en el masaje que relaja tu espalda después de un duro día de trabajo, en la piruleta que aparece de pronto entre mis cosas, en los bailes improvisados en el salón, en el impulso de taparte con la sábana de madrugada a pesar del enfado, en tu mano entrelaza con la mía, en el silencio compartido, en las miradas brillantes, en la chocolatina que siempre me compras cuand...

Será entonces

Será entonces, en una madrugada repleta de silencio, cuando los miedos se liberen y conquisten la noche entre aullidos que te roben el sueño. Será entonces, en el momento en el que te invada el frío, cuando tus manos avancen temerosas entre las sábanas buscando refugio. Y será también entonces cuando tus dedos tropiecen con mi cuerpo, deseoso de darte cobijo y servirte de escudo. Y mi pecho te hará de almohada. Y mis brazos rodearán tu espalda. Y mis labios besarán los tuyos hasta devolverte al mundo de los sueños.