Fue aquello
Aquel día tu pelo no lucía su mejor peinado, es cierto.
Más bien bailaba libre al compás del viento, indomable, jugando a dibujar figuras imposibles.
Aquello me hizo mirarte.
Después llegaste al semáforo y lanzaste un suspiro justo después de mirar tu reloj,
para seguidamente lanzar una mirada amenazante al tráfico.
Como si con eso pudieses detener los coches que te impedían el paso.
Aquello me hizo sacar una sonrisa.
Justo cuando cruzaste la calle apareció aquel gracioso cachorro que se acercó a ti en busca de juegos.
Y en ese momento olvidaste todas tus prisas para arrodillarte en el suelo.
Y lo cogiste en brazos dejando las bolsas a un lado.
Las mismas bolsas que luego olvidaste en el suelo y te hicieron volver corriendo.
Aquello me provocó una carcajada.
Entonces saludaste a quien te esperaba y te sentaste en aquella terraza,
aguantando con una sonrisa la reprimenda por llegar tarde.
Y entonces levantaste la mirada y la clavaste en mí, aun con la sonrisa la boca.
Y aquello fue lo que cambió mi vida.
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