Te escribo

Te escribo igual que te he escrito otras veces,
soñándote con los ojos abiertos a tan solo unos metros de ti,
mirándote dormir a la luz de una luna que, como yo,
también se rindió a tu piel.

Paseo mis ojos por cada una de tus curvas,
descubriendo de nuevo, como cada noche,
todos tus paisajes por primera vez,
despertando mis ganas de perderme en ellos.

Te escribo sin filtros, a corazón abierto
y con el alma latiendo un "gracias por llegar
y descubrirte ante mí".

Te escribo así, mientras duermes,
sabiéndote más libre que nunca
y notando crecer mis alas al compás de las tuyas.

Te escribo ahora, en el silencio de la noche,
sabiendo a ciencia cierta que cuando abras los ojos
volveré a quedarme sin palabras,
y entonces serán mis ojos, mis manos y mi pulso los que te hablen,
declarándote lo que ninguna frase puede decir.

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