Libre y fuerte

¿Sabes una cosa? Te quiero libre y fuerte, siendo tú misma y no una persona que desconfía hasta de su sombra y duda de cada uno de sus pasos solo por miedo al tropiezo. Así que hazme caso, no lo pienses más y márchate lejos, cambia de aire, desconecta de todo y céntrate en ti. Date todos los caprichos que se te antojen, vuelve a ser la niña que un día fuiste. Canta a gritos mientras conduces, báñate desnuda y despreocúpate del tiempo. Rompe con las reglas o, si lo prefieres, escribe unas nuevas que se adapten mejor a ti. Haz todo cuanto quieras. Haz lo que te de la gana, hasta que sientas como desaparece el peso que cargas sobres tus hombros y, cuando te sientas con las fuerzas renovadas, mira atentamente a tus miedos, ponles nombre y hazles frente. Asegúrate de que jamás se atrevan a volver.

No voy a mentirte. Puede que sea un proceso largo, que no sea fácil y, seguramente, volverás a derramar unas cuantas lágrimas. No importa. Sumérgete en esas lágrimas y piérdete tantas veces como sea necesario hasta volver a encontrarte, porque te aseguro que valdrá la pena. Y si alguna vez te fallan las fuerzas o te pueden los miedos, recuerda que yo sigo estando aquí y lo seguiré estando, que no hay kilómetros de distancia que me impidan estar a tu lado para velar cada uno de tus pasos. Recuerda que no estás sola y que al final de esta aventura, quizás las más importante de tu vida, serán mis brazos quien te griten orgullosos un "¡Lo has conseguido!" en forma de abrazo.


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