Quizás ese algo se llame destino
Recuerdo el día en el que nuestras vidas se cruzaron. No era el mejor momento ni tampoco estábamos en las mejores circunstancias, pero simplemente no pudimos evitarlo. Yo me fijé en ti nada más verte y a ti te inquietó esa mirada lo suficiente como para sentir la necesidad de descubrirme. Desde ese día ha existido algo que nos mantenía unidos incluso cuando más distanciados estábamos. No sé exactamente qué es ni por qué nació entre nosotros, pero sé que es algo lo suficientemente fuerte como para permanecer intacto después de todas nuestras caídas.
No importan los errores. No importan los desencuentros. No importan las veces que me fallaras ni las veces que yo te haya fallado a ti. No importa si mi enfado me hace no querer verte. No importa si tu enfado te hace renegar de mí. Nada de eso importa porque, a pesar de todo, sigue existiendo algo que nos une y nos mantiene conectados. Algo que, incluso ahora, a tantos kilómetros de distancia y con tantos obstáculos en nuestro camino, nos hace sentirnos cerca y nos impide soltarnos. Algo que, queramos o no, siempre estará vivo entre nosotros.
Quizás ese algo se llame destino y, quién sabe, quizás en un futuro, cuando llegue nuestro momento y las circunstancias sean las oportunas, ese algo nos lleve a encontrarnos de nuevo y entonces sí seremos capaces de dar rienda suelta a nuestras cuentas pendientes.
Comentarios
Publicar un comentario