Superando barreras
A veces
no somos conscientes de todo lo que perdemos por no ser capaces de dejarnos
llevar por lo que realmente sentimos. Sin darnos cuenta, renunciamos a una gran
cantidad de cosas en la vida por considerar que no es el momento, o por creer
que son metas imposibles de conseguir ,o lo que es peor, muchas veces
renunciamos a hacer aquello que realmente nos apetece por miedo a lo que pueda
pensar el resto.
Vivimos
tan preocupados por convertirnos en lo que la gente quiere que seamos que, en
la mayoría de los casos, nos olvidamos de quien queremos ser realmente. ¿De qué
sirve que la gente sonría al ver quién eres, si cuando te miras al espejo no
eres capaz de reconocerte a ti mismo?
Tenemos
tendencia a valorar a todos cuantos nos rodean…, a todos menos a nosotros
mismos. He de reconocer que he pasado bastantes años de mi vida creyendo en
cierta forma, y quizás sin darme cuenta de ello, que era inferior a los demás.
Me sentía muy pequeña en un mundo tan grande. Siempre he sido una persona muy insegura.
Quizás esa sea una de las huellas que dejaron algunas de las situaciones
difíciles que viví cuando solo era una niña. Es cierto que ahora casi recuerdo todo
aquello como algo ajeno a mi vida, pero soy consciente de que, de una manera u otra, aquello de lo que
nunca me he atrevido a hablar con nadie se quedó marcado en mí, y será algo que
me acompañará siempre.
Ahora,
con el paso de los años, he podido entender que lo único que me hacía inferior
al resto era mi falta de autoestima. Soy
consciente de que he dejado pasar muchas oportunidades a lo largo de mi vida
por no creer en mí, por creer que no sería capaz. Me he dado cuenta de que he
renunciado a cosas por miedo a lo que podía pensar la gente que me rodea,
creyendo que no me apoyarían, sin darme cuenta de que la única que no creía en
mí era yo misma.
No sé
ni cuándo ocurrió exactamente, ni por qué, pero lo que sé es que un día algo
hizo “clic” en mi cabeza y me desperté pensando “¿y por qué no?”, en lugar del
clásico “esto es imposible”. Me desperté sintiendo que había llegado la hora de
luchar por aquello que quería. Me liberé de una carga que me había ido
acompañando durante toda mi vida, del miedo que me había paralizado en tantas
ocasiones. Me levanté creyendo en mí más que nunca, sintiendo una seguridad que
nunca había experimentado. Me desperté entendiendo por una vez que, para poder
enfrentarte al mundo, debes empezar por conocerte y dominarte a ti mismo.
Entendí que no existen barreras más allá de las que tú mismo te impones, y que
solo tú puedes hacerlas desaparecer.
Por desgracia, en esta vida nos dejamos llevar demasiado por lo que opinen los demás. Vivimos pendientes de que nos acepten, modificando nuestra manera de ser si es necesario, y lo único que conseguimos es un falso reconocimiento y una falsa felicidad. Bravo por los que consiguen ser valientes y vivir la vida que quieres, como quieren, aceptándose tal como son :-)
ResponderEliminar