Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2013

Cualquier minuto puede ser el último

Vivimos nuestra vida como si fuese eterna, como si nunca fuese a terminar. Vivimos convencidos de que el mañana estará siempre disponible para nosotros, confiando en que siempre nos encontraremos con una nueva oportunidad. Pero lo cierto es que, por mucho que nos cueste asimilarlo, y aunque no queramos ser conscientes de ello, esta vida no es más que un suspiro efímero que viene con fecha de caducidad. Vivimos en un mundo fugaz al que llegamos por casualidad y del que nos echan sin previo aviso, estemos preparados o no. Nada, absolutamente nada es eterno en esta vida, ni siquiera la propia vida. Y si es que en algún momento nos olvidamos de ello, es ella misma, la vida, esa que en ocasiones puede llegar a ser maravillosa, la que nos lanza un jarro de agua fría para hacernos despertar de nuestra fantasía de cuento de hadas, la que nos hace aprender bien la lección, aunque sea a la fuerza, aunque sea de la forma más cruel que existe. Hoy estoy aquí, y eso es lo único que puedo sabe...

Amaneceres teñidos de gris

La luz de un nuevo día llegaba y de nuevo los primeros rayos del sol le sorprendían sentado en aquel cómodo sillón de cuero. En su mano su inseparable cigarrillo y aquel pequeño colgante que siempre le acompañaba. Su mirada perdida en el horizonte, en los colores que poco a poco iban iluminando aquella ciudad. Hacía tiempo que había hecho de aquello un ritual. Su momento del día. Le gustaba pensar que ella, desde donde quiera que estuviese, también dedicaba esos minutos a contemplar el amanecer. Se la imaginaba sentada en algún rincón escondido, sonriendo ante las formas que iban dibujando los edificios al ser alumbrados por el sol, disfrutando de los colores que iban poco a poco adornando la ciudad, y sin poder evitarlo su mente viajaba en el tiempo, volviendo a  aquella mañana en la que ella le convenció de subir a la terraza para ver el amanecer: -           -  ¿ Sabes que se puede adivinar cómo será el día, solo con mirar el amanecer?- Dij...

Se te hizo demasiado tarde

Este es el resultado de una tarde con la guitarra. No es que sea nada del otro mundo, pero ahí queda Se busca, pero nunca encuentra, al hombre que un día fue. Se sienta a esperar un milagro que le haga volver. Lo sorprendió el amanecer, buscando aquellos principios que dejó olvidados, quizás en el mismo rincón donde se quedó dormido su amor. Y en aquella habitación, los recuerdos se ríen de él, a su alrededor, las fotos son dardos directos a su corazón, un corazón herido que echa de menos lo que perdió. Quiso atrasar el reloj, volver al momento en el que todo empezó, quizás ahora sí le echaría valor, quizás ahora el miedo no controlaría su corazón. “¿Cómo pudo pasar?”, se pregunta mientas aun escucha los ecos del adiós. Aun retumba en sus oídos el silencio de quien se marchó. Ahora se da cuenta de su error. “Demasiado tarde, señor”,  le grita su reflejo frente al espejo. Ahora miras a tu alrededor, pero no queda nadie que pueda calmar tu...

Valía la pena luchar

Dicen que la vida no es tan fácil como todos desearíamos, pero que tampoco es tan complicada como insistimos en pintarla. Tenemos tendencia a dar demasiadas vueltas a todo lo que nos ocurre, a dudar excesivamente de todo lo que nos rodea, y a catalogar como imposibles cosas que ni siquiera hemos intentado. En la mayoría de los casos, las cosas son más sencillas de lo que parecen, y no es más que nuestro miedo quien se encarga de complicarlas, de hacer que todo nos parezca demasiado difícil, de hacer que lo veamos todo cuesta arriba. Nos rendimos antes de intentarlo. Nos convencemos a nosotros mismos de que no tenemos posibilidades, quizás porque preferimos quedarnos con la duda de lo que pudo haber sido, antes que con la certeza de que no pudo ser. No es más que un reflejo de nuestra falta de autoestima, de la falta de confianza en nosotros mismos. Y muchas veces esa falta de autoestima nos hace perder mucho más de lo que imaginamos. Es como el que se rinde en un partido por mied...