Caprichosa felicidad
Hay veces en las que la felicidad se esconde en los lugares más
insospechados del mundo, en aquellos en los que nunca la hubieses
esperado. A veces incluso se esconde en rincones incómodos a los que
causa reparo entrar, en rincones que siempre habían estado cerrados
para ti o en los que ni siquiera te habías planteado que pudiesen
existir.
A veces, cuando encuentras tu felicidad, te das de cuenta de que para poder alcanzarla debes superar ciertas barreras, porque ni tú mismo eres capaz de comprenderla. Te encuentras de pronto con que aquella felicidad que tanto habías buscado se encuentra a solo unos pasos de ti, tan cerca que ya eres capaz de verla. Sin embargo, si algo tiene la felicidad es que sólo te deja atraparla cuando aceptas sus condiciones, y sus condiciones no siempre son fáciles de cumplir.
La mayoría de veces alcanzar la felicidad supone dejar atrás todo aquello en lo que llevabas años creyendo, renunciar a aquellas verdades que siempre habías considerado absolutas, borrar todos los prejuicios que habías ido formando a lo largo de tu vida, dejar de creer en las normas que aceptan los demás....
De pronto te encuentras en la encrucijada de atravesar todas las barreras, por altas que sean, para llegar hasta tu felicidad, o renunciar a ella a cambio de seguir teniendo la vida fácil que siempre habías tenido. La comodidad de una vida conocida o la felicidad en una realidad recién descubierta y que ni siquiera sabes cómo funciona. Y es que, en realidad, lo difícil no es encontrar la felicidad, porque ella es capaz de encontrarte sin que hagas nada para buscarla, lo realmente difícil es, una vez la has encontrado, tener el valor suficiente como para atreverte a vivirla sin miedos ni reparos.
A veces, cuando encuentras tu felicidad, te das de cuenta de que para poder alcanzarla debes superar ciertas barreras, porque ni tú mismo eres capaz de comprenderla. Te encuentras de pronto con que aquella felicidad que tanto habías buscado se encuentra a solo unos pasos de ti, tan cerca que ya eres capaz de verla. Sin embargo, si algo tiene la felicidad es que sólo te deja atraparla cuando aceptas sus condiciones, y sus condiciones no siempre son fáciles de cumplir.
La mayoría de veces alcanzar la felicidad supone dejar atrás todo aquello en lo que llevabas años creyendo, renunciar a aquellas verdades que siempre habías considerado absolutas, borrar todos los prejuicios que habías ido formando a lo largo de tu vida, dejar de creer en las normas que aceptan los demás....
De pronto te encuentras en la encrucijada de atravesar todas las barreras, por altas que sean, para llegar hasta tu felicidad, o renunciar a ella a cambio de seguir teniendo la vida fácil que siempre habías tenido. La comodidad de una vida conocida o la felicidad en una realidad recién descubierta y que ni siquiera sabes cómo funciona. Y es que, en realidad, lo difícil no es encontrar la felicidad, porque ella es capaz de encontrarte sin que hagas nada para buscarla, lo realmente difícil es, una vez la has encontrado, tener el valor suficiente como para atreverte a vivirla sin miedos ni reparos.
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