Crónica: Preparando los exámenes de enero

Cuando llega el 20 de diciembre, o 22 (depende del año y las ganas de trabajar que tenga el que monta el horario universitario) se produce la llegada de las esperadas """"""vacaciones""""" de Navidad. En ese mismo momento tú, que tienes la lección bien aprendida (o eso crees) de años anteriores te dices a ti misma (y a todo Dios que tienes al lado, para que vean que eres una chica responsable y estudiosa como la que más) que sólo vas a tomarte un día de descanso antes de ponerte a estudiar para los exámenes de enero. Y lo cierto es que empiezas muy motivada, y el día siguiente dedicas toda la mañana a planificarte el tiempo de estudio en un croquis a todo color en el que gastas todos los subrayadores de colores que tienes en casa y en el que te esfuerzas en hacer la mejor letra de tu vida (que ya te podrías haber esmerado en hacer igual de bien tus apuntes, pero eso es otra historia). De acuerdo con ese super-mega-chachi-planing llegas a la conclusión de que te da tiempo a estudiarlo todo unos 4 días antes del primer examen, y que después solo tienes que repasar relajadamente..... Sí, y los burros tienen alas y llevan gafas de colores.

El caso es que, aunque según tu horario multicolor que más que un horario parece una pancarta del orgullo gay, el segundo día de las vacaciones a las 9 de la mañana debes estar en el escritorio con los apuntes delante y una sonrisa de satisfacción en la cara que viene a decir "qué fácil es esta asignatura, que buenos apuntes tengo y qué bien lo entiendo todo", lo cierto es que, de forma inexplicable, hay algo que ha fallado y de pronto te encuentras con que es el día de Nochebuena y aun no has tocado ni un puñetero apunte ni por accidente. En ese momento te planteas empezar a estudiar en ese mismo momento, pero claro, luego piensas "leche, que esta noche es Nochebuena, mañana es Navidad, que si saca la bota María que me voy a emborrachar..." y decides posponer el inicio del estudio hasta el dia 26. "Total, por dos días no pasa nada, si tengo tiempo de sobra", piensas.

Las navidades continúan su curso entre comilonas, familia, visitas, comilonas, villancicos, comilonas, quedadas navideñas, comilonas.... Y tú, que haciendo un planing de estudio eres un hacha pero que nunca has tenido narices a cumplir ninguno, te encuentras el día 9 de enero (7 días antes de tu primer examen) sin haber hecho una mierda de provecho desde que acabó la universidad. Y ahí te dices "va, ya me pongo enserio". Lo primero que haces es dirigirte hacia tu mochila (la cual sigue en el mismo estado en el que la dejaste con la bata echa un higo dentro y un paquete de galletas que a saber desde qué año llevan en ese bolsillo) en busca de tus apuntes. Y es precisamente en ese momento cuando empiezan a venirte a la memoria flashes en los que te ves a ti misma apagando el despertador y pensando "pff, para una hora no voy, ya pediré los apuntes", o te ves sentada en una cafetería dialogando sobre si son mejores los lacasitos o los M&M's... Pero no pasa nada, porque entonces piensas que para algo están los PowerPoints que cuelga el profesor. Y sí, efectivamente, para algo están.... Para cagarte en la madre que parió a tu profesor y esa manía tan suya de poner fotos a diestro y siniestro repartidas en 33 temas distintos, más largos que una peli del Señor de los Anillos en versión extendida y con extras y sin una puñetera letra a 20 metros a la redonda... "Bueno, ni importa, si esto con ver las fotos seguro que lo saco", dices, y hasta el canario se descojona de ti, pero oye, por intentarlo que no quede.

A falta de 5 días para el examen decides darte por vencido con las dichosas fotos y pasas al plan B: tirar de contactos de whatsapp en busca de algún amigo aplicado que haya tomado apuntes decentes de la asignatura. Y tras varios "vaya mierda de asignatura" y "¿que si tengo o que si quiero?", al fin aparece tu salvadora diciéndote: "he conseguido unos apuntes de los de licenciatura que están muy bien. Te los paso". Y ahí ves el cielo abierto, le agradeces a todos los santos que se te ocurren (y si no se te ocurren te los inventas) y prometes que el curso siguiente tomarás apuntes de todo.

Por fin puedes ponerte a preparar el examen...y es entonces cuando te das cuenta que debes estudiarte 33 temas, es decir, unas 300 páginas en 5 días. En los dos  primeros temas empiezas subrayando lo más importante y haciéndote un pequeño esquema, en los siguientes sigues subrayando pero pasas de hacer esquema, los temas siguientes, más que estudiarlos los lees y al final llega un momento, generalmente cuando te encuentras a uno o dos días del examen y te falta la mitad del temario por estudiar, en el que empiezas a pensar eso de "a ver, si yo fuese profesor, ¿qué preguntaría?". De esta forma basándote en "esto no está casi explicado, no entra", "esto son ejemplos, no los pregunta", "esto no lo entiendo yo paso", "esto... ¿esto lo hemos dado? y "esto es fácil, así que ya me lo miro de camino a la universidad por la mañana", llegas al día del examen habiéndote estudiado la mitad de los temas que entran para el examen y escuchando como todos tus compañeros empiezan a hablar de nombres y de procesos que tú no has oído ni en el Atrapa un millón. Pero oye, no pasa nada, porque tú has estudiado "lo importante", y además tu madre te ha encendido una poderosa vela en casa para darte suerte en el examen. Y todo el mundo sabe que el poder de la vela nunca falla.

Dentro del examen empiezas a contestar las preguntas que te sabes seguras, pero conforme va pasando los minutos, chico, te va invadiendo el espíritu del concursante de programas de televisión, te vienes arriba y acabas pensando un "yo he venido aquí a jugar" mientras empiezas a contestar preguntas del test basándote en aquello de "a mi este nombre me suena, por algo será".

Y así sales del examen, como si acabaras de correr una maratón a la pata coja y con ganas de caerte desmayada en cualquier rincón. Pero no, no puedes, porque claro, en dos días tienes el segundo examen final, con un temario de 25 temas que aun no has mirado, y en 6 tienes el tercero, con otros 18 temas más el examen práctico, así que te vas a la máquina, te sacas un café, que no te gusta, pero oye, es lo que hace la gente en exámenes, y ala, a una apasionante jornada de estudio, que eso de dormir está muy sobrevalorado. Y mientras tomas asiento de nuevo frente a los apuntes y vuelves a repetir todos los pasos que hiciste con el primer examen, es el momento en el que piensas "el año que viene no me pilla el toro"... exactamente lo mismo que pensaste el año anterior, y al otro, y al otro de allá.... El mismo pensamiento que sabes que no vas a cumplir en tu puñetera vida, porque oye, eso de vivir al límite hasta tiene su encanto.

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