Sueños desordenados

Hoy me ha llegado la invitación a una cena con la que se pretende reunir a todos los que fuimos compañeros durante el último curso del instituto. El mensaje dice algo así como que nos debemos una cena por todos los años que hemos compartido juntos, por todos esos recreos en los que nos juntábamos todos en las gradas junto a las pistas de fútbol. Después de leer el mensaje no he podido evitar preguntarme hasta qué punto es eso cierto. Quiero decir, es cierto que hemos pasado muchos años viéndonos a diario en clase, que cuando sonaba la campana que daba inicio al recreo todos nos dirigíamos a las gradas y que tenemos numerosos recuerdos comunes. Probablemente si se observa la situación desde fuera están muy claros los lazos que nos unen, sin embargo yo no los tengo tan claros. ¿Realmente han existido lazos entre nosotros alguna vez? Para mí la respuesta es bastante clara: No. Y es que si me paro a pensar en aquellos tiempos, ahora desde la distancia soy capaz de darme cuenta de q...

Llevo tu voz guardada en alguna parte de mi mente que solo la deja salir en las noches a solas, cuando más bajas están mis defensas, cuando más débiles son las murallas. Llevo tu voz guardada en alguna parte, la guardé en el último momento justo antes de tu adiós. No sé muy bien por qué lo hice, no sé tampoco de qué sirve, pero tengo tu voz guardada. Quizás la guardé con la esperanza de que algún día te hiciera falta y vinieses a buscarla

Dímelo bajito que nadie se entere, que salga de tus labios y en mis sueños se cuele. Dímelo despacio en tan solo un susurro, que se mezclen tus palabras con el humo del cigarro. Y cuando no haya nadie mirando las guardaré muy dentro, donde nadie pueda nunca descubrir el secreto.

Imaginemos por un momento que ni tú eres tú ni yo soy yo, que somos distintos a lo que un día nos obligaron a ser, que somos viento por una vez. Dejémonos llevar imaginando que para nosotros no existen fronteras que nos corten el paso ni normas que quieran cambiarnos.Imaginemos que tenemos el mundo en nuestras manos, que no hay nada que pueda hacernos daño. Imaginemos a corazón abierto y ojos cerrados. Vamos, seamos de una buena vez al tiempo que desaparecemos. Seamos lo que un día soñamos, lo que dibujamos sin pensar en un papel en blanco antes de arrugarlo. Dejemos de ser para empezar a serlo, dejémonos morir solo para volver a nacer de nuevo. Seamos por una vez.

Yo no pido un amor de cuento ni una historia decorada por las hadas. En realidad yo hace tiempo que ya no pido nada. No quiero más que un buen café por la mañana con sabor a "hoy será un gran día" y un baile lento compartido cada noche. Y en los días que no estés, que el eco de tus besos me acompañe y me haga sentir fuerte, recibir ese mensaje que me diga "estoy deseando verte" mientras noto a mis sentidos deseosos de encontrarte, y que cualquiera que me mire pueda ver tu nombre escrito en cada trozo de mi piel. Y que cuando vuelva a verte, tus labios sonrían cuando nuestros ojos se encuentren. No necesito más.Yo lo único que quiero es una de esas historias normales y corrientes que saben a verdad, y que hacen de lo habitual algo especialmente grande.

Llega el día en el que te despiertas feliz y con ganas de cantar, en el que haces lo de siempre, pero lo haces con más ganas que nunca, el día en el que piensas "sí, hoy es un gran día y voy a disfrutarlo". Todo va bien, todo es perfecto. Pero de pronto, basta un segundo para que todo cambie, para que esa felicidad se vea desplazada por el miedo y la adrenalina que dispara el latido incesante de tu corazón. Solo se necesita un instante para saber a ciencia cierta que la has cagado y que sin saber cómo te has metido en un gran lío, y ese instante es el momento en el que tú, parada en medio de la cocina, decides bajar la mirada hasta el suelo y te das cuenta de que sí, el suelo que tú acabas de pisotear sin ningún tipo de miramiento está recién fregado. "Oh mierda, estoy jodida", piensas. Y no, no te equivocas. Inmediatamente analizas la situación en tu cabeza, y el miedo se extiende cada vez más rápido por todo tu cuerpo, hasta el punto en el que evitas incluso ...

Mírame a los ojos y dime qué ves. Si soy lo que esperabas o te decepcioné. Pido perdón si no soy lo que buscabas, entiendo que quizás no sea suficiente, pero creo que yo nunca te engañe. Sabes que nunca te he pedido nada, pero me vas a permitir que ahora lo haga. Mírame a los ojos por última vez, toma todo el tiempo que haga falta. Hazlo solo una vez más e intenta hacerlo bien, que si decides huir no voy a reclamarte nada. Juro que no habrá ruegos esta vez, que por una vez no pienso presionarte. De nada me sirve que ahora te quedes, si en pocos días vuelves a querer marcharte. Solo mírame a los ojos y dime qué quieres hacer. Haznos un favor y se valiente por una vez.

Te descubro lanzando palabras al viento para que sea él quien se las lleve, y mientras te imaginas siendo tú quien le susurra al oído. No te avergüences ni trates de ocultarlo que te delatan tus suspiros, tu cuerpo grita que te mueres por tenerla otra vez a tu lado... Tranquilo, no pierdas la calma que pronto el aire gana el pulso contra el tiempo y la trae otra vez aquí contigo, y entonces será ella quien te hable al oído, quien te susurre que ya no se aguantaba más las ganas de dormir entre tus brazos, que se moría por dejarse enredar definitivamente por tus lazos. Aguántate las ganas que ya casi no falta nada, no dejes que tus nervios ganen la batalla. Aguanta. Aguanta solo un poco más que ya casi no falta nada, y en cuanto vuelvan a cruzarse vuestras miradas te darás cuenta de que este tiempo de espera ha valido la pena.

Muchas habían sido las veces en las que había oído hablar de él, y ahora, sin esperarlo tenía delante de mí a aquel del que tantos me habían hablado, a aquel del que tantas historias se habían creado. Mi curiosidad me obligó a preguntarle si era consciente de todas las versiones de su vida que andaban circulando de boca en boca entre la gente, y él con una sonrisa no dudó en responderme: "Sí, sé muy bien todo lo que se dice de mí. Soy consciente de que existen numerosas versiones sobre mi vida, todas demasiado distintas entre sí a pesar de estar basadas en la misma historia. Sé que hay quien me tacha de un héroe al que solo le mueve su valentía a la hora de luchar por las injusticias. También conozco aquella historia que me define como un egoísta que está dispuesto a todo por salvarse a sí mismo, sin importarme nada cuanto me rodea... De mi se han dicho muchas cosas y muy distintas. Hay quien al hablar de mí casi me eleva hasta el cielo y me dibuja alas de ángel mientras que ot...

Guarda silencio y presta atención que pronto empieza el baile. Empiezan a sonar las primeras notas de la canción, y el murmullo de la gente parece perderse en el aire. Entre la multitud dos miradas que juegan a encontrarse, y que al cruzarse ya no hay quien las pare. Se estudian en silencio, sin hablar, sin dejar de tentarse. Hasta que al fin encuentran lo que buscan, y tras una sonrisa, las miradas dejan paso a la piel. Ya ves, para variar hoy de nuevo me dio por recordarte. Viajé hasta la noche en la que nos conocimos, a aquella noche en la que al descubrirnos nos dio por bailar. Quizás si me dejo abrazar por los recuerdos pasa antes el tiempo y se reduce la espera hasta nuestro próximo baile

Voy buscando a cada paso sin apenas darme cuenta de que lo hago, sin saber siquiera qué es lo que ando buscando, hasta que de pronto te encuentro y la sonrisa se instala en mi rostro, aunque no entienda el por qué. Entonces me doy cuenta de que me haces tanta falta como no puedo explicar, y después me quedo de nuevo en un rincón esperando por si hoy también tienes algo para mi. Una parte de mí se convence de que hoy será solo un día más sin nada que valga la pena destacar, la otra se ilusiona pensando que hoy sí, que hoy de nuevo será, que volverás a regalarme algún motivo para sonreír. Y pasan las horas, sin que ocurra nada especial, y cuando ya me convenzo de que hoy no habrá nada... ¡Sorpresa! Ahí estás y de qué forma. Con lo que tanto deseaba que ocurriera, con lo que menos esperaba que se diera, con ese nuevo motivo para sonreír. Y después todo vuelve a empezar. La misma incertidumbre, la misma espera, la misma sorpresa cuando llega.

A veces las cosas no son lo que parecen, y en ocasiones la calma más absoluta no es más que el preludio de un enorme terremoto. Así es como funcionamos: cuando parece que lo tienes todo bajo control es cuando ocurre. De la noche a la mañana te sientes inquieta, más nerviosa de lo habitual, notas que la inseguridad se apodera de ti y se instala en tu estómago un cosquilleo extraño que no sabes identificar. Al principio tratas de ignorarlo, e incluso te convences a ti misma de que no son más que tonterías, y tanto esfuerzo pones en ello que terminas por creerlo. Pero hay cosas imposibles de controlar, y a veces hace falta algo tan insignificante como una mirada, un susurro o un roce para despertar el mayor de los volcanes. Y es ahí cuando ocurre, sin más. Justo cuando ya pensabas que aquella sensación extraña había desaparecido por completo resulta que aparece de nuevo, sin saber por qué, con mucha más fuerza que antes, haciéndote temblar por completo de pies a cabeza. Y es entonces...