Amores casi palpables

Dicen que el amor, como todo aquello que no se toca ni tiene forma definida, no se puede cuantificar. Y es cierto, pero hay ocasiones en las que es tanto que se desborda a través de las miradas, conquistando cada rincón por el que pasamos. Tanto que es capaz de acariciar en la distancia y de erizar la piel sin necesidad de tocarla, de pellizcarnos por dentro ante la simple imagen de un recuerdo, de controlar cada uno de nuestros sentidos y de tenernos volando muy lejos del suelo a pesar de que nuestros pies no se separen nunca de él. 

Existen ocasiones en las que el amor irremediablemente deja de ser de dos para convertirse en un amor casi palpable que se encuentra a la vista de todos por la imposibilidad de esconder su inmensidad, por la imposibilidad de mantenerlo encerrado dentro de un pecho que se queda demasiado pequeño para una explosión tan grande de sentimientos. Y podemos hacernos los despistados e intentar convencernos de que no existe, tratar de ocultarlo detrás de mil excusas y mentiras, o podemos incluso ponernos una venda en los ojos e intentar esquivarlo. Pero por mucho que hagamos el amor seguirá estando ahí, mirándonos desde su inmensidad mientras se burla de nuestros intentos de menospreciarlo, de hacerlo pequeño.

Cuando el amor entre dos personas es tan grande dan igual los muros que se interpongan en su camino, las piedras que les lances, las voces que griten molestas a su paso o los restos de cualquier pasado incierto que es devuelto al presente tratando de dañar. Quien decide luchar contra uno de esos amor palpables se lanza sin remedio de cabeza a ser derrotado, por muchas armas que utilice y por mucho empeño que ponga en la batalla.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Ojalá pudieras verte como yo te veo

Si me permites un consejo

El acoso de los talifanes