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Mostrando entradas de febrero, 2015

Certezas del corazón

Empezó con un atropello de ojos y un disparo de tímida sonrisa a quemarropa. Siguió con un susurro escapando de su boca, osado e indomable, invitándole a volar muy lejos, y una mano tendida que no dudó en agarrar, sin miedos ni pudores. "Te llevaré allí donde los imposibles no existen, donde la eternidad es fácil de alcanzar. Te llevaré allí donde los sueños se cumplen y el cielo se fusiona con el mar", le dijo. Y no hicieron falta preguntas. A nadie le asaltan las dudas si se pierde la razón. No se pueden llamar locuras a las certezas del corazón.

Micro-Sueño: Te descubrí una noche

Te descubrí una noche bailándole a la luna,  moviendo con gracia tu cuerpecillo de gitana. Y si te digo la verdad no sé qué fue primero, si perderme en tus caderas o en la luz de tu mirada.

Mini-Sueño: Me despertaba la luna

Algunas veces de madrugada me despertaba la luna para hablarme de ti. Me decía que le gustaba tu mirada, y también esas arrugas que se te forman al reír. Me contaba que a veces se le pasaban las horas viéndote dormir, hasta el punto de olvidar dónde estaba y qué tenía que hacer allí. Y yo la entendía perfectamente, porque era exactamente lo mismo que me pasaba a mí.

Silencio

Despierta otro día de jugar al despiste, de reprimir mis ganas de encontrarte sabiendo que a ti lo que te apetece es esconderte, de guardar silencio aunque mi mente no deje de llamarte. Sé que te gusta ese silencio,  que tienes periodos de apartarte del mundo para refugiarte en el tuyo propio. Y lo entiendo, porque yo también lo haría si pudiera. Porque tu mundo lo desearía cualquiera. Sé que no es malo tu silencio, al contrario. Son estos "momentos callados" los que te mantienen bien, los que consiguen que seas feliz. Sé perfectamente que te están cuidando, y que tan solo es cuestión de tiempo que vuelvas. No me lo tengas en cuenta. Es solo que me he acostumbrado a ti, y me inquieto si un día no te encuentro. Se me alborotan los miedos.

Yo no quiero un 14 de febrero

Mañana vuelve a ser 14 de febrero. Ya saben, ese día de vaciar los bolsillos en busca de un regalo bonito o de un plan romántico maravilloso, de inundarlo todo de corazones de todos los tipos, tamaños y colores posibles, de los tiernos osos de peluche con las típicas frases de San Valentín y en definitiva, de decir un te quiero más enfocado a la galería que a la persona que tenemos delante. Un día en el que las muestras de cariño son de todo menos espontáneas, donde creemos haber cumplido por el simple hecho de gastarnos unos cuantos euros, donde nos dejamos llevar como si fuésemos actores actuando bajo las órdenes de un guión. Y todo porque alguien, no sé exactamente quién, cuándo ni por qué, decidió establecer San Valentín como el día oficial del amor. Ya ves, como si el amor tuviese bastante con un único día marcado en rojo en el calendario, o como si se necesitase de alguna excusa estúpida para dejar volar libremente los sentimientos y entregar el amor sin filtros ni reservas....

Mini-Sueño: ¿Qué ruido?

¿Qué más dará el ruido que se levante fuera si el único que me importa es el de tu corazón bajo mi oreja? Tú no prestes atención a los murmullos que a mí me sobra con seguir mirándote a los ojos mientras acaricio tu ombligo. Y al ruido, ese envidioso, déjalo fuera, que pronto el viento lo aleja mientras yo te siento cada vez más cerca, mientras me abrazas cada vez más fuerte buscando tu hueco junto al mío, y te diviertes arrancando suspiros cuando lo encuentras. Y sobre el ruido... ¿Qué ruido?

El reto de olvidarte

Es bastante fácil en las mañanas. Siempre te olvido a partir de las 10.  Desapareces de mi mente,  se borran de mi piel tus caricias y ya no eres ni un recuerdo en mi pared.  El problema llega cuando el reloj marca las 3. Las noticias solo dicen tu nombre,  mis manos sin permiso te buscan,  mi cabeza empieza a pensarte  y es que te apareces hasta en el café. Es mucho peor en la noche. La cama siempre se me hace grande, mis sueños sin descanso te reclaman y hasta el silencio no deja de llamarte.