Certezas del corazón

Empezó con un atropello de ojos
y un disparo de tímida sonrisa a quemarropa.
Siguió con un susurro escapando de su boca,
osado e indomable,
invitándole a volar muy lejos,
y una mano tendida que no dudó en agarrar,
sin miedos ni pudores.

"Te llevaré allí donde los imposibles no existen,
donde la eternidad es fácil de alcanzar.
Te llevaré allí donde los sueños se cumplen
y el cielo se fusiona con el mar", le dijo.
Y no hicieron falta preguntas.

A nadie le asaltan las dudas si se pierde la razón.
No se pueden llamar locuras
a las certezas del corazón.

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