Mis dos debilidades

Una con sus ojos azules que hipnotizarían a cualquiera, su cara de niña buena que se transforma cuando deja escapar su sonrisa más traviesa y su aire de encantadora locura. La otra, un pequeño demonio escondido detrás de su carita dulce, con muy  poca vergüenza pero con una simpatía que conquistaría a cualquiera que se le pusiera por delante. Las dos, unos pequeños renacuajos que podrían hacer conmigo lo que quisieran, porque me tienen comiendo de su mano desde el mismo momento en el que nacieron. Mis dos grandes debilidades, mis dos grandes tesoros.

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