No somos medias naranjas

Creo que todos conocemos ese concepto de la media naranja. Se trata de una teoría planteada en su momento por Platón en una de sus obras, y que parte de la idea de que cada uno de nosotros es un ser incompleto que basa su existencia en encontrar a su otra mitad (a su media naranja) para poder completarse. Aunque tiene sus años, lo cierto es que se trata de una teoría que todavía hoy sigue muy presente en nuestro día a día, y de hecho el concepto de la media naranja es uno de los más utilizados a la hora de hablar del amor verdadero. Y precisamente ese ha sido siempre nuestro gran error: no somos la mitad de nada, somos un todo.

Nos empeñamos en creer que la llave de nuestra felicidad se encuentra en manos de otra persona, y damos demasiada importancia a teorías absurdas que insisten en hacernos creer que es necesario encontrar a nuestra otra mitad para poder completarnos. Nos regimos por teorías y "normas" sin sentido que nos presionan para lanzarnos en busca de la persona perfecta que consiga hacernos alcanzar la felicidad, y nos olvidamos de que si hay alguien que puede hacernos felices, somos nosotros mismos. Porque todos, absolutamente todos, nacemos con la capacidad de brillar por nosotros mismos sin necesidad de que nada ni nadie nos alumbre. Esa es la gran diferencia: no se trata de buscar desesperadamente a alguien que te haga sacar lo mejor de ti, sino de sacar lo mejor de ti mismo para poder compartirlo con otra persona.

Creemos que el amor verdadero es aquel sin el que no seríamos capaces de vivir, pero no es cierto. Amar a alguien no es centrar toda nuestra existencia en esa persona y necesitar de ella para seguir viviendo, sino saber que podrías seguir viviendo perfectamente sin esa persona y aún así querer compartir tu vida con ella. El amor jamás debería basarse en encontrar a una persona que nos complete, sino en encontrar a quien sea capaz de complementarnos, que puede parecer lo mismo, pero son conceptos muy diferentes.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ojalá pudieras verte como yo te veo

Si me permites un consejo

El acoso de los talifanes