Entradas

Mostrando entradas de 2017

¿Y ahora?

Caminamos en silencio en mitad de la noche, compartiendo los restos de unas risas que segundos antes nos dejaban sin aliento. No hay palabras. No son necesarias.  Hace tiempo que superamos las barreras y fuimos capaces de sentirnos cómodos compartiendo el silencio. De pronto te miro y tu sonrisa hoy parece distinta. O quizás no. Quizá tu sonrisa sea la de siempre y sean mis ojos los que miran diferente. El caso es que te miro y, por extraño que resulte, después de tanto tiempo me sorprendo preguntándome a qué sabrán tus labios. Y de pronto el tiempo se ha detenido, la ciudad ha quedado en silencio y las ganas de probar tus labios se han adueñado de mi cuerpo. Mientras tú, ajena al caos que se ha abierto paso en mi mente, sigues caminando distraída con las manos en los bolsillos de tu chaqueta. ¿Y ahora? ¿Qué se supone que debes hacer cuando todo cambia? ¿Cómo se administran las emociones que surgen de pronto y con tanta fuerza?

Nos creíamos invencibles

¿Recuerdas cuando nos creíamos invencibles? Caminábamos de la mano convencidos de que nada ni nadie podría pararnos, sumergidos en nuestro propio mundo en el que cada piedra del camino era una buena excusa para volar aun más alto. Quisimos creer en el infinito de un " para siempre " y nos topamos con la rutina y su fiereza. Nos asaltaron a traición aquellos grises que nunca quisimos ver, aquellos que permanecían escondidos tras el arcoiris a la espera de su minuto de gloria. Aquellos grises que nos taparon la luz y nos llenaron de sombras, que sembraron las dudas y nos convirtieron en extraños. Y los " Te quiero " se fueron con el viento, dejándonos llenos de reproches y orgullo, ese orgullo que ahora nos hace darnos la espalda y nos impide mirarnos a los ojos... Esos ojos que gritan desesperados un " Te echo de menos " que ni tú ni yo somos capaces de escuchar mientras nos consumimos por dentro.

Conexión entre dos almas

Hay veces en las que solo necesitas unos segundos para saber que esa persona que acabas de conocer se convertirá en un pilar fundamental en tu vida -sea de la forma que sea-. No sabes exactamente qué es, pero hay algo que te inquieta, que te llama la atención y te incita a seguir descubriendo más. Y los ratos de conversación empiezan a quedarse cortos porque siempre te quedas con ganas de más, así que empiezas a buscar excusas. Un café, una comida, un cine, una tarde de compras, una cena... Hasta que un día simplemente te das cuenta de que lo que quieres compartir es toda una vida. Ahí es cuando descubres que la otra persona ha pasado todas las barreras posibles y ha tatuado su nombre en tu alma. Y sí, es arriesgado, porque somos conscientes de que la vida da demasiadas vueltas, que las personas cambian y que las relaciones -sean del tipo que sean- corren el riesgo de deteriorarse con el paso del tiempo o verse afectadas por cualquier paso en falso o cualquier error. Y asusta sabe...

Si me permites un consejo

Tu boca repite una y otra vez que ya no la quieres, tantas veces que incluso tú misma empiezas a creerlo, pero lo cierto es que tus ojos siguen brillando cada vez que alguien pronuncia su nombre de imprevisto, o cuando te encuentras por sorpresa con una foto suya en Instagram porque a alguno de vuestros amigos le ha gustado. Y entonces, como por arte de magia, todas tus barreras desaparecen por un momento, y tu boca se ve obligada a guardar silencio mientras tu mente vuela sin remedio a su lado, recreando cada sonrisa, cada abrazo, cada beso, cada susurro, cada caricia, cada noche en vela, cada locura compartida, aquella última mirada que tanto decía y que nunca quisiste escuchar... Y una sonrisa nostálgica invade tu rostro, cada fibra de tu cuerpo se estremece ante el recuerdo de su piel rozando la tuya y tu respiración se entrecorta mientras te asaltan miles de dudas: " ¿De verdad esto tiene sentido? ¿Y si me equivoqué?  ¿Me echará de menos? ¿Pensará también en mí? ¿Sentirá lo ...

Libre y fuerte

¿Sabes una cosa? Te quiero libre y fuerte, siendo tú misma y no una persona que desconfía hasta de su sombra y duda de cada uno de sus pasos solo por miedo al tropiezo. Así que hazme caso, no lo pienses más y márchate lejos, cambia de aire, desconecta de todo y céntrate en ti. Date todos los caprichos que se te antojen, vuelve a ser la niña que un día fuiste. Canta a gritos mientras conduces, báñate desnuda y despreocúpate del tiempo. Rompe con las reglas o, si lo prefieres, escribe unas nuevas que se adapten mejor a ti. Haz todo cuanto quieras. Haz lo que te de la gana, hasta que sientas como desaparece el peso que cargas sobres tus hombros y, cuando te sientas con las fuerzas renovadas, mira atentamente a tus miedos, ponles nombre y hazles frente. Asegúrate de que jamás se atrevan a volver. No voy a mentirte. Puede que sea un proceso largo, que no sea fácil y, seguramente, volverás a derramar unas cuantas lágrimas. No importa. Sumérgete en esas lágrimas y piérdete tantas veces c...

Tiene más sentido que nunca

A veces pienso que todo ha cambiado y que lo nuestro -si es que alguna vez lo hubo- ya no tiene sentido. Pienso en que la situación ya no es la misma, que nuestra realidad es diferente y que todo lo que vivimos parece haberse quedado lejos. Pienso que incluso nosotras mismas hemos cambiado durante este tiempo y que, en cierta forma, ambas hemos pasado página. Pero entonces vuelves a aparecer de alguna manera y me descubro de nuevo pegada a tu sonrisa, como siempre, y sin darme cuenta mis labios vuelven a dibujar esa sonrisa que solo me salía contigo. Y al mirarte me doy cuenta de que tus ojos siguen siendo el detonante y el remedio a mi locura, y de que yo sigo siendo incapaz de reprimirme cuando se trata de ti. Y me vuelven a invadir las ganas de buscarte, de olvidarme de todo y simplemente dejarnos fluir. Y entonces me doy cuenta de que lo realmente importante no ha cambiado y que lo nuestro -sea lo que sea- tiene más sentido que nunca.

Olvidémonos de la meta

Tenemos la manía de plantearnos nuestra vida como una carrera en la que debemos darlo todo para alcanzar nuestra meta, entendiendo la meta como el último escalón, como la última pantalla de un gran videojuego. ¿Pero dónde está la meta? ¿La podemos alcanzar realmente o vivimos persiguiendo una utopía? Sinceramente, he llegado a la conclusión de que la meta -al igual que ocurre con la perfección- no existe y, por tanto, nunca puede alcanzarse. Da igual lo lejos que lleguemos en nuestro camino porque siempre podremos dar otro paso más, y otro, y otro, y otro... Cada vez que creamos alcanzar esa tan ansiada meta veremos como el camino se hace un poco más largo, como a la escalera que tanto nos ha costado subir se le suman unos cuantos escalones más. Es inevitable, por mucho que hayamos vivido, por muy lejos que hayamos llegado en el camino y por muchas "metas" que hayamos alcanzado... Cuando llegue el momento de dar nuestro último paso siempre nos quedarán cosas por hacer,...

Quizás ese algo se llame destino

Recuerdo el día en el que nuestras vidas se cruzaron. No era el mejor momento ni tampoco estábamos en las mejores circunstancias, pero simplemente no pudimos evitarlo. Yo me fijé en ti nada más verte y a ti te inquietó esa mirada lo suficiente como para sentir la necesidad de descubrirme. Desde ese día ha existido algo que nos mantenía unidos incluso cuando más distanciados estábamos. No sé exactamente qué es ni por qué nació entre nosotros, pero sé que es algo lo suficientemente fuerte como para permanecer intacto después de todas nuestras caídas.  No importan los errores. No importan los desencuentros. No importan las veces que me fallaras ni las veces que yo te haya fallado a ti. No importa si mi enfado me hace no querer verte. No importa si tu enfado te hace renegar de mí. Nada de eso importa porque, a pesar de todo, sigue existiendo algo que nos une y nos mantiene conectados. Algo que, incluso ahora, a tantos kilómetros de distancia y con tantos obstáculos en nuestro camino...

Maldigo

Maldigo el día en el que mis ojos te descubrieron por primera vez y decidieron que era bonito mirarte,  y aquel en el que mi mente se quedó en blanco al escucharte reír. Maldigo aquellas tardes de risas hablando de todo y de nada en las que el tiempo se nos escapaba volando y siempre teníamos excusas para quedarnos 5 minutos más. Maldigo esa manía tuya de ser tan adorable, la suavidad de tus manos y lo apetecible que resulta tu boca cada vez que te muerdes los labios. Maldigo tus incansables ganas de reír por todo a cada rato y esa locura tuya tan contagiosa. Maldigo haberte aprendido, saberte de memoria y nuestra capacidad de entendernos sin necesidad de palabras. Maldigo todo lo que hemos vivido y todo cuanto hemos construido. Maldigo al destino que te puso en mi camino para luego simplemente alejarme de ti. Maldigo no poder olvidarte, seguir necesitándote y echarte de menos a cada rato. Maldigo tener que imaginar qué estarás haciendo y no saber si tú también me echas ...

Mini-Sueño: Nunca te lo dije

Nunca fui capaz de decirte en voz alta aquello que sin darme cuenta mis ojos gritaban. Nunca me atreví a pedirte "no te vayas", por mucho que en el fondo me muriese porque te quedaras a mi lado. Nunca tuve el coraje suficiente de afrontar mis errores, de pedirte disculpas, de mandar bien lejos el orgullo y abrazarte por la espalda para impedir que te alejaras. Nunca te lo dije y, sin embargo, siempre te he querido incluso más de lo que yo pensaba.

Hay algo por encima de todo

Hay algo en ti que me invita a acercarme. Hay algo en mí que te impide alejarte. Hay algo, no sé el qué, demasiado fuerte entre tú y yo. Hay preguntas no realizadas que aun esperan respuesta. Hay miradas contenidas que merecen explotar. Hay unos labios sedientos de tu nombre. Hay unos besos deseando morir en tu piel Lo sé... Tienes razón. Hay también mil razones para darnos por vencidos. Hay reproches que siguen resonando en mi oído. Hay miedos, vergüenzas y orgullo. Pero por encima de todo estamos nosotros deteniendo el mundo cada vez que mis ojos se detienen en los tuyos.

Dejemos de ser imbéciles

Los humanos somos demasiado complicados. Nos empeñamos en hacer un mundo de cada pequeño granito de arena mientras nos quejamos de lo difícil que es la vida. ¿Por qué nos cuesta tanto decir en alto todo aquello que nos quema dentro? ¿Por qué construimos barreras que nos separan en lugar de aferrarnos a los lazos que nos unen? Somos humanos. Todos nos equivocamos. Todos cometemos errores a diario, pero ese no es el problema. El problema es huir de los errores en lugar de asumirlos. El problema es querer engañarnos a nosotros mismos creyendo que no existen. El problema es intentar tirar balones fuera creyendo que la culpa es de todos menos nuestra. El problema es el maldito orgullo que nos hace ponernos a la defensiva en lugar de agachar la cabeza y pedir disculpas, ese maldito orgullo que nos lleva a alejarnos sin más remedio de las personas que queremos por la incapacidad de ser honestos. El problema es la cobardía que nos hace ahogar en el silencio todo aquello que sentimos. Deje...

Es ella

Es ella,  la que me alborota el pelo con solo mirarme,  la que me despierta el nervio con cada sonrisa lanzada a quemarropa que avanza sin reservas hacia mi pecho. Es ella,  la que me zarandea liberándome del peso muerto cargado sobre mi espalda  y entrelaza nuestras manos después, invitándome a sobrevolar los tejados de esa gran ciudad  que permanece dormida en su cuerpo. Es ella,  pequeño pajarillo inquieto y alocado,  la que pone color a mis mañanas con su dulce canto  y aleja las sombras con el delicado pero firme batir de sus alas. Es ella,  nada más y nada menos, sencilla y simplemente ella, el acento de cualquiera de estos versos, la tierra, el mar y el aire del planeta que construyo con mis sueños

Quizás

No voy a mentirte... Quizás a veces no te entienda. Quizás a veces me puedan tus defectos o tus manías me pongan de los nervios. Quizás a veces me frustren tus silencios, y quizás otras veces sea al revés y sea tu silencio lo que realmente necesite. Quizás a veces tus prisas me agobien o tu tranquilidad alguna vez me acabe desesperando. Quizás algunas veces no quiera ni verte, e incluso tenga la tentación de salir corriendo. Pero esas veces serán las de menos, te lo aseguro,  y no durarán más que unos pocos segundos,  el tiempo que tarden mis ojos en encontrarse de nuevo con los tuyos. Porque basta con mirarte para que todo se borre. Porque mirarte es abrazar la tranquilidad de sentirse en casa y revivir el cosquilleo de las primeras veces. Porque simple y llanamente,  tú eres el mundo que siempre he buscado en mis sueños.