Apostar a ciegas


Cada vez que empezamos una relación con alguien entregamos una parte de nosotros mismos a la otra persona, confiándole parte de nuestros sentimientos y de nuestra vida. El amor, como todo en la vida, consiste en "apostar a ciegas" todo lo que tenemos, confiando en que saldrá bien. Sin embargo, siempre existe el riesgo de equivocarnos, y es posible que aquella persona por la que lo apostábamos todo resulte no ser la persona que pensábamos en un principio. En ese caso es inevitable que una parte de nosotros, por pequeña que sea, se pierda en el camino junto a aquella persona que se va de nuestra vida, y que el miedo a volver a apostar por alguien se nos instale dentro, bloqueándonos en muchos casos.
Quizás es por eso que mucha gente asegura que desearía empezar una relación sabiendo a dónde le llevará, sabiendo si se trata de una apuesta segura o no. Sinceramente, si existiera esa posibilidad yo preferiría seguir apostando a ciegas, sintiendo esa mezcla de ilusión, miedo, dudas y felicidad que se experimenta al comienzo de una relación. Prefería apostar a ciegas asumiendo el riesgo a equivocarme y a sufrir, porque soy de esas personas que creen que incluso los fracasos son necesarios en la vida.
Desde pequeña me han enseñado que toda situación tiene una parte positiva, aunque sea pequeña, aunque a veces sea difícil de encontrar. Siempre me han dicho que todo lo que vives, ya sea bueno o malo, te hace aprender una nueva lección y te ayuda a evolucionar como persona. Por eso creo que, cuando se trata de amor, vale la pena apostar por lo que crees sin pararte a pensar en lo que puedes perder, porque el premio que supone encontrar a la persona perfecta, a esa que suelen denominar “tu media naranja”, hace que cualquier riesgo asumido valga la pena.

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