Esperanza, ilusión y motivos para sonreír

Mientras podamos disfrutar del brillo en los ojos de un niño, tendremos ilusión. Mientras sigamos siendo capaces de olvidar por un momento todos nuestros problemas y ambiciones para sentarnos a disfrutar al rededor de una mesa, tendremos esperanza. Mientras seamos capaces de olvidarnos de nuestro egoísmo y alegrarnos porque la suerte llegue dónde más se la necesita, tendremos motivos para sonreír.

Más allá de tradiciones religiosas o costumbres, para mi eso es la Navidad. Una fecha marcada en el calendario que nos permite valorar todo cuanto tenemos, aunque el resto del año parezca que se nos olvide. Una fecha que nos recuerda que no todo está perdido, al contrario.

Hace unas semanas recuerdo una conversación en la que me quejaba de la situación en lo que nos encontrábamos y en la que fantaseaba con conseguir todo aquello que no tenía a mi alcance. Ayer, en un descanso entre polvorón y polvorón, miraba a la pequeña de la familia sonriendo feliz al recordar como se había presentado en casa el mismísimo Papa Noel para traerle los regalos; a mis primos y mis tíos "discutir" por ver quién había ganado la partida en la consola; mi abuela llorando de risa y olvidándose de sus dolores de espalda; a mis padres echándose un baile improvisado en el salón ante los aplausos de mi hermano.... Y viendo eso me di cuenta de que tenemos esperanza, ilusión y motivos para sonreír. ¿Acaso se puede pedir más?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ojalá pudieras verte como yo te veo

Si me permites un consejo

El acoso de los talifanes