Los días grises
Nunca me han gustado los días grises. Me parecen días tristes y aburridos con demasiado poder sobre nuestro estado de ánimo. Parece que el encontrarnos con un día gris nos da la excusa perfecta para encerrarnos en casa con ropa cómoda y dejarnos llevar por la nostalgia, incluso para sacar nuestro peor humor. No me gustan los días grises, y si por mí fuese haría tiempo que hubiesen dejado de existir.
Sin embargo, alguien me dijo una vez que, aunque a poca gente le gusten, los días grises son tan necesarios, o incluso más, que los días buenos. Al fin y al cabo es precisamente durante esos días grises cuando te das cuenta de la valía de un día bonito, de lo que darías por estar en uno de esos días.
Los días grises son tan necesarios como incómodos, como todo lo "menos bueno" que tiene la vida. Quizás nadie los ha pedido, a nadie le gustan ni nadie los entiende, pero los necesitamos. Porque solo a base de días grises aprendes a disfrutar de los días bonitos.
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