Ven. Dame tu mano

Ven. Dame tu mano y cierra los ojos.
Te enseñaré a hacer magia sin trucos.
Aprenderás a volar sin despegarte del suelo,
y a soñar con los ojos abiertos.

Ven. Dame tu mano y vayámonos lejos.
Caminemos hasta dejar atrás el mundo.
Y que el ruido más fuerte sea el de un susurro,
nacido en tus labios y muerto en mi pecho.

Vamos, no vayas a decirme que tienes miedo.
No te me escondas detrás de tus muros.
Si tú me lo pides construyo un camino hasta el cielo,
y te juro que no encontrarás un lugar más seguro.

Ven. Dame tu mano, solo dame tu mano.
No tienes más que dejarte llevar.
Tú dame tu mano y yo te aseguro,
que por nada del mundo la pienso soltar.

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