Ella era especial

Descubrí en sus ojos olas más altas y salvajes que las de cualquier mar enfurecido, a pesar de estar en calma, y al mirarla bien de cerca descubrí rincones en los que cualquiera hubiese deseado haberse perdido. Comprendí al mirar sus ojos que escondían colores que jamás nadie pintó, y acordes que no se escucharon nunca en ninguna canción.

Ella era especial. Cualquiera se daba cuenta al mirarla. Tenía la capacidad de hablar sin recurrir a las palabras, de acariciarte el alma sin rozar tu piel. Mirarla de frente era aprender una lección, tenerla cerca todo un privilegio. Sus abrazos eran de los que sabían a ayer a pesar del tiempo, de los que te hacían volar sin levantar los pies del suelo.

En esta noche cualquiera de un verano casi terminado, aun la recuerdo, y aunque no la tenga delante casi puedo verla, con una de esas sonrisas tan suyas que serían capaces de hasta derretir el hielo. Sí, ella era especial.

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