Piezas únicas del puzzle

Cuando tengo que imaginarme el mundo siempre lo hago como una enorme caja de cartón que contiene en su interior millones y millones de piezas de un gran puzzle. Piezas diminutas que se pierden en algún punto de esa caja junto a otros millones de piezas similares a ellas, mientras esperan a encontrar la pieza complementaria que les permitirá formar el puzzle. Y quizás si alguien se asomara a la enorme caja de cartón lo único que vería sería a un montón de pequeñas piezas independientes entre sí y prácticamente iguales. Pero las piezas de un puzzle no son simples piezas independientes entre sí, son mucho más que eso. Se trata de piezas independientes que están destinadas a unirse entre sí para formar el puzzle.

Y aunque puedan parecer idénticas entre sí, e incluso podamos pensar que se trata de piezas insignificantes, lo cierto es que cada una de esas piezas es insustituible, porque no importa los similares que parezcan, cada una de ellas tiene un forma única de conectar con el resto, y ninguna otra podría ocupar su sitio nunca. Eso es precisamente lo que las hace grandes. 

Lo realmente importante del puzzle no son las piezas que lo formen, sino la conexión que se establece entre todas ellas. Y a la hora de establecer esa conexión, absolutamente todas las piezas presentes en la caja son fundamentales. Porque basta que falte una sólo de esas piezas para que el puzzle quede incompleto, y que se convierta, por tanto, en un puzzle sin valor.

Cuando sientas que no tienes un hueco en el mundo y que no le haces falta a nadie,o cuando te sientas demasiado pequeño dentro de un mundo tan grande, recuerda que tú eres una de esas pequeñas piezas fundamentales para formar el puzzle.


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