La eternidad en una mirada

Se miraban entregándose la inmensidad del mar,
como si fuera la primera vez que sus ojos se miraban,
como si no existiese nadie más.

Y así las encontró la luna,
enredadas en una mirada eterna,
de esas que arrancan sonrisas,
de esas que arañan el alma,
de esas que no necesitan palabras.

Dos personas,
dos vidas enlazadas a través de una mirada.

Hay miradas que son capaces de hablar,
miradas incapaces de esconder la verdad.
Y aquella, aquella era una de esas miradas.

Dos personas, dos vidas.
Una mirada, y la eternidad.

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