Vamos perdiendo nuestra libertad

Recuerdo unos años en los que lo único importante era disfrutar de cada momento sin importarnos absolutamente nada de lo que nos rodeaba, unos años en los que no nos parábamos a pensar en nada más que no fuese pasarlo bien. Parecerá una tontería, pero hay una imagen de mi infancia que tengo muy marcada. Recuerdo como hace años me vestía sin pararme a pensar en si los colores de la camiseta combinaban con los de los pantalones o con los zapatos, simplemente me ponía mi camiseta favorita y los pantalones que más me gustaban y salía a la calle sin pararme a mirarme en el espejo. Y puede que más de la mitad de las veces que salía a la calle lo hiciese vestida de una forma horrible, pero yo era tan feliz por llevar lo que quería que ni me daba cuenta de ese pequeño detalle. Ahora es cierto que tampoco es que sea demasiado presumida y que no se puede decir que entienda mucho de moda, pero nunca salgo de casa sin  mirarme al espejo y pararme a pensar si la ropa que llevo es adecuada o no.

Como digo, podrá parecer un detalle muy tonto e insignificante, pero para mí no deja de ser una muestra más de que, con el paso de los años y conforme nos vamos sumergiendo en el mundo, vamos perdiendo nuestra inocencia, nuestra esencia, nuestra naturalidad.... Poco a poco vamos cambiando nuestros gustos y nuestra forma de actuar, nos amoldamos al resto sin darnos cuenta. Y cuanto más nos amoldamos al resto más libertad perdemos, sin darnos cuenta de lo difícil que nos resultará recuperarla.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ojalá pudieras verte como yo te veo

Si me permites un consejo

El acoso de los talifanes