Mini-sueño: No quiero brasas

Cuando lo único que quedan son las brasas de un fuego que antes lo quemaba todo y ahora apenas calienta... Unas brasas que se aferran a los soplidos del traicionero viento para no morir apagadas, pero que saben que nos les queda mucho tiempo. Y se esfuerzan por dar lo mejor de sí antes del final, sabiendo que quizás mañana será tarde, y el fuego abrasador habrá dado paso al difuso humo, y el humo pronto se habrá marchado. Y entonces no quedará nada. Ni llamas, ni brasas, ni cenizas, ni humo. Porque un fuego apagado no deja rastro más allá del recuerdo.
No nos conviertas en brasas que se esfuerzan inútilmente por volver a arder como antes. Prefiero la nada a un fuego no resuelto, de futuro incierto aunque predecible.

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