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Mostrando entradas de abril, 2013

El dolor es necesario

En cierta forma es bonito poder sentir la ausencia de alguien. Al fin y al cabo, esa ausencia que ahora sientes es un reflejo de que hubo alguien que consiguió llenar un hueco en tu vida. Las lágrimas que derramas cuando añoras a alguien equivalen a las veces que sonreíste gracias a esa persona. Y sí, es cierto que duele sentir que pierdes a alguien, pero esa es una sensación exclusiva de aquellos afortunados que tuvieron la suerte de compartir sus horas con otra persona, de aquellos que recibieron tanto de otra persona que no saben cómo seguir adelante sin ella. Hay quien vive tratando de evitar sentir esa ausencia en sus vidas, y para ello se condenan a no vivir, a no dejar que nadie pase esa barrera que lo hace convertirse en alguien imprescindible. Creen que así se ahorrarán el dolor, pero no son conscientes de todo lo que dejan escapar sin darse cuenta. El dolor forma parte de la vida, y quien no lo siente es porque nunca ha llegado a vivir. El dolor está unido a la felicida...

Solo camina

Un pie. Otro pie. Un pie. Otro pie…  Así  es como funciona. Pase lo que pase nunca dejes de caminar. No importa lo buenas o malas que sean las vistas, si el camino está asfaltado o repleto de piedras, o si ves algo detrás del horizonte. Nunca detengas tus pasos, tú solo camina sin mirar atrás. Que nada consiga pararte. Ni las piedras, ni tus tropiezos, ni los obstáculos que vayas encontrando a cada tramo. Camina siempre con paso firme y seguro, a tu propio ritmo, aunque haya gente que pretenda adelantarte, aunque haya gente que se quede rezagada. Tú solo camina sin alterar tu ritmo por nada ni por nadie. Camina sin dejar de mirar hacia delante. No bajes la vista ni un segundo, no la apartes del horizonte. Sigue caminando sin dejar de mirar fijamente tu destino.  Pero sobre todo,  pase lo que pase  nunca cometas el error de detenerte. Nunca, bajo ningún concepto dejes de caminar,  porque lo más difícil de todo el recorrido es encontrar la fuerza ne...

Al borde del precipicio

En el momento en el que te encuentras a un solo paso de lanzarte al vacío es inevitable que  el vértigo se apodere de ti, aunque solo sea por un momento. Siempre hay un segundo en el que el miedo y las dudas ganan la partida y consiguen que la idea de dar media vuelta te parezca la mejor opción. Y sí, algunas veces probablemente la mejor opción sea precisamente esa: dar marcha atrás y regresar a aquello que conoces. Quizás de esa forma conseguiríamos evitar algunas de esas caídas que tanto duelen. Sin embargo, hay otras muchas ocasiones en las que, cuando el miedo intenta apoderarse de ti, vale la pena cerrar los ojos, respirar hondo, dejar atrás las dudas y simplemente lanzarse al vacío sin pensarlo. Puede que sea la actitud más temeraria, pero también es posible que ese momento de vulnerabilidad que sientes mientras estás en el aire sea recompensado con esa sensación de felicidad que te invade al comprobar que realmente valía la pena dar el salto. El problema es que cua...

Vanesa Martín: La sencillez convertida en magia

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Normalmente utilizo el blog para compartir algunas de esas "locuras" que me rondan por la cabeza, pero hoy quería hacer una entrada diferente. Hoy voy a utilizar mi blog para hablar de una artista que consiguió atraparme con su música en el mismo momento en el que la escuché cantar por primera vez, y a la que nunca me cansaré de recomendar: Vanesa Martín. Hace unos años que descubrí a Vanesa (no sé muy bien cuántos)  gracias a su canción “Si me olvidas”, y he de reconocer que desde ese mismo día me hice adicta a su voz y a sus letras. La primera vez que escuché su voz me di cuenta de que no se parecía a nadie, que simplemente tenía una voz única y muy especial. Al día siguiente de haberla descubierto me puse a buscar toda su discografía y, sinceramente, no encontré nada compuesto por ella que no me gustara. Porque esta cantante malagueña es una de esas personas que tienen el talento de hacer que lo difícil parezca fácil, de hacer de la sencillez algo mágico. V...

Y caí sin remedio

No se sabe el momento exacto, ni el cómo, ni el por qué. No puedes predecirlo, no puedes buscarlo y tampoco lo puedes evitar. Simplemente ocurre. Al principio intentas hacer como si no hubiese pasado nada y tratas de engañarte a ti misma. Intentas cerrar los ojos para no ver la realidad mientras te esfuerzas por autoconvercerte de que todo sigue igual, pero llega un momento en el que la realidad te explota en la cara aunque no quieras, y no te queda más remedio que asumir lo que te ocurre. Y es justo en ese momento cuando empiezas a entender muchas cosas, cuando te vienen a la mente todas aquellas imágenes y sensaciones a las que al principio no diste importancia, pero que ahora se convierten en esa pieza que le da sentido a todo el rompecabezas. De pronto te vienen a la mente aquellas bromas, aquellas risas compartidas, aquel día en el que, sin saber por qué, buscasteis estar a solas a pesar de no estar haciendo nada fuera de lo normal, aquellas canciones que te hacían acordarte...

Perder el control

Reconozco que siempre me han dado miedo los cambios que se iban produciendo en mi vida, y que nunca me ha gustado esa sensación de desconcierto que nace cuanto te enfrentas a algo totalmente nuevo, a algo desconocido. Siempre me ha dado pánico sentir que perdía el control de la situación que me rodeaba, porque esa pérdida de control conseguía robarme de un plumazo toda mi seguridad, y me convertía en una persona débil y demasiado vulnerable. Cuando pierdes el control de lo que te rodea sientes como si, de pronto, alguien te hubiese subido a una diminuta cuerda colocada a metros de altura, como si hubiesen derrumbado los muros que habían estado protegiéndote durante toda tu vida. De pronto te sientes como si fueses un guerrero al que le han arrebatado sus armas y su escudo para abandonarlo en medio de la nada. De pronto, todo lo que habías aprendido a controlar desaparece y te encuentras sin saber hacia dónde debes ir y cómo tienes que actuar. Pero si hay algo que he aprendido...

Los adultos somos complicados

Hace poco mi prima me dio una gran lección. Recuerdo que yo estaba ocupada haciendo unas cosas, y ella vino a decirme que si quería jugar con ella. Le dije que me gustaría salir a jugar con ella, pero que no podía. Al parecer eso no le gustó mucho, y me dijo una frase que se me quedó grabada en la mente: “¿Por qué siempre lo veis todo tan difícil? Los mayores sois muy complicados, decís una cosa aunque penséis otra, y hacéis cosas que no queréis. Si quieres hacer una cosa, ¿por qué no la haces?”. Mi prima tiene 8 años, y sí, aún es muy joven y tiene un punto de vista demasiado inocente de la vida, pero eso no le quita razón a sus palabras. No le falta razón cuando dice que los mayores somos muy complicados, porque sí, lo somos. Nos pasamos la vida dando prioridad a cosas que ni siquiera nos interesan, comportándonos como la gente espera que lo hagamos, pero no como realmente quisiéramos hacerlo, escondiendo las cosas que realmente pensamos. ¿Por qué complicamos tanto las cosas? ...

Un día más

Quizás hoy sea el primer día de mi nueva vida y dentro de un tiempo lo recuerde como aquel día en el que todo cambió. O puede que este sea un día normal y corriente, sin nada que lo haga diferente al resto. Uno de esos días de relleno, tan normal o tan especial como el resto. Puede que este día sea uno de esos que recordarás durante toda tu vida, o puede que mañana ya no guardes prácticamente ningún recuerdo de él. No tenemos la capacidad de percibir cuándo nos encontramos ante uno de los días más importantes de nuestra vida. Nadie es capaz de saber lo que le deparará el día cuando despierta. Puede que mañana al abrir los ojos estemos a pocas horas de encontrar por fin esa oportunidad que llevamos tanto tiempo esperando, o que por el contrario, estemos a punto de sufrir uno de los mayores desengaños de nuestra vida. Los días buenos y los días malos llegan de la misma forma a nuestra vida. Absolutamente todos los días nacen igual, y solo las horas y la actitud con la que los a...

Lugares mágicos

Todos hemos tratado alguna vez de encontrar un lugar mágico, creyendo que para conseguirlo debíamos buscar lugares exóticos y lejanos. Sin embargo, muchas veces no somos conscientes de que, en ocasiones, los lugares mágicos se esconden donde menos esperamos, disfrazados de lugares normales y corrientes. No es necesario desplazarse a miles de kilómetros de distancia para encontrar uno de esos lugares catalogados como mágicos. En la mayoría de los casos, podemos encontrar alguno muy cerca de nosotros. Porque un lugar no se hace mágico por los lujos y los adornos que lo forman. Un lugar se llena de magia gracias a las historias y los recuerdos que viven en él. Cada esquina, cada árbol, cada banco del parque… Da igual que para el resto del mundo sean lugares normales y corrientes, porque siempre habrá alguien que sonría cada vez que pase por ellos, recordando algún momento allí vivido. Hasta el lugar más humilde e insignificante del mundo puede convertirse en el guardián de recuerdos...