Solo camina


Un pie. Otro pie. Un pie. Otro pie…  Así  es como funciona. Pase lo que pase nunca dejes de caminar. No importa lo buenas o malas que sean las vistas, si el camino está asfaltado o repleto de piedras, o si ves algo detrás del horizonte. Nunca detengas tus pasos, tú solo camina sin mirar atrás. Que nada consiga pararte. Ni las piedras, ni tus tropiezos, ni los obstáculos que vayas encontrando a cada tramo.

Camina siempre con paso firme y seguro, a tu propio ritmo, aunque haya gente que pretenda adelantarte, aunque haya gente que se quede rezagada. Tú solo camina sin alterar tu ritmo por nada ni por nadie. Camina sin dejar de mirar hacia delante. No bajes la vista ni un segundo, no la apartes del horizonte. Sigue caminando sin dejar de mirar fijamente tu destino.

 Pero sobre todo,  pase lo que pase  nunca cometas el error de detenerte. Nunca, bajo ningún concepto dejes de caminar,  porque lo más difícil de todo el recorrido es encontrar la fuerza necesaria para empezar a andar. Una vez consigues dar el primer paso, todos los demás vienen por sí solos. Una vez has empezado tu camino todo se resuelve andando, porque son tus propios pasos los que te harán alejarte de lo que no te gusta, los que te harán acercarte a aquello que deseas. Sigue caminando a pesar de las dudas, a pesar de los miedos, a pesar de todo. Solo caminando conseguirás dejar todo eso atrás. Por eso simplemente camina, no detengas tus pasos hasta que no llegues al final del camino.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ojalá pudieras verte como yo te veo

El acoso de los talifanes

Si me permites un consejo