Lugares mágicos
Todos hemos tratado alguna vez de
encontrar un lugar mágico, creyendo que para conseguirlo debíamos buscar
lugares exóticos y lejanos. Sin embargo, muchas veces no somos conscientes de
que, en ocasiones, los lugares mágicos se esconden donde menos esperamos, disfrazados
de lugares normales y corrientes. No es necesario desplazarse a miles de
kilómetros de distancia para encontrar uno de esos lugares catalogados como mágicos.
En la mayoría de los casos, podemos encontrar alguno muy cerca de nosotros.
Porque un lugar no se hace mágico por los lujos y los adornos que lo forman. Un
lugar se llena de magia gracias a las historias y los recuerdos que viven en
él.
Cada esquina, cada árbol, cada
banco del parque… Da igual que para el resto del mundo sean lugares normales y
corrientes, porque siempre habrá alguien que sonría cada vez que pase por
ellos, recordando algún momento allí vivido. Hasta el lugar más humilde e
insignificante del mundo puede convertirse en el guardián de recuerdos únicos
que jamás podrán borrarse, por mucho tiempo que pase. Como aquel rincón
escondido detrás de la escalera que guarda el recuerdo de un tímido primer
beso, o aquel banco del parque dónde alguien recibió una de las mejores
noticias de su vida. Como aquel mirador frente a la playa en el que, una
madrugada de verano, alguien consiguió aclarar sus ideas cuando más lo
necesitaba, o aquella escalera que sirvió como escenario para una reparadora
charla entre dos amigos…
Todos tenemos ese pequeño rincón
secreto al que siempre queremos volver, ese lugar capaz de sacarnos una sonrisa
con solo pensar en él. Cualquier lugar, por pequeño que sea, puede convertirse
en un lugar mágico, en un cajón de recuerdos e historias capaces de perdurar en
el tiempo.
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