El amor lo es todo


Toda nuestra vida gira en torno al amor. A cualquier edad, en cualquier época, absolutamente todo gira en torno al amor que sentimos, ya sea hacia nuestra familia, hacia una pareja, hacia algún amigo o incluso al amor que sentimos por nosotros mismos. Todo lo que sentimos, todo lo que creemos, todo lo que pensamos… Al final todo se resume en lo mismo: el amor.

¿Pero qué es el amor? El amor es ese arma de doble filo capaz de sacar lo mejor y lo peor de nosotros mismos, de darle sentido a todo o de llenarnos de dudas; capaz de otorgarnos las alas necesarias para sentir que volamos a varios metros sobre el cielo, o muy por el contrario, hundirnos hasta dejarnos sin fuerzas ni de salir de la cama. El amor es ese sentimiento en el que empiezan todos los demás, el sentimiento del que nacen la ilusión, la felicidad, las dudas, el miedo, el odio, el rencor… Es el sentimiento que todo el mundo busca, aunque a veces también trate de evitarlo; el sentimiento que saca las mejores sonrisas, aunque también las lágrimas más amargas que unos ojos pueden derramar.

El amor es eso que todo el mundo experimenta aunque nadie lo sepa explicar con palabras. Es esa sonrisa que se instala en tu cara sin un motivo aparente, o esa lágrima que derramas al darte cuenta de que no eres nadie para quien ocupa tus pensamientos. Son esos nervios que se instalan en tu estómago mientras esperas encontrarte con su mirada entre la gente, o esa contradicción entre tus palabras y tus pensamientos, entre tus actos y tus deseos. El amor es ese sentimiento que nadie sabe el cómo ni el por qué llega, pero lo hace, tanto si quieres como si no. El amor es ese sentimiento que llega sin permiso y arrasando con todo, a veces para quedarse o a veces para desaparecer a los pocos días. Sea como sea, el amor es ese sentimiento extraño e irracional que vale la pena sentir, sea cuándo sea su final, si es que en algún momento lo tiene.

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