Algo diferente


Como dice el nombre de la entrada, hoy comparto algo diferente en el blog. No sabría decir exactamente qué es (ya, lo se, si ni yo misma sé lo que escribo mal vamos). 
A veces con la guitarra de fondo salen algunas cosas, que no son ni canciones ni relatos... Son algo diferente

Aprendí a no dar nunca la partida por perdida,
y que las cartas a veces también pueden venir bien,
que hasta el día más aburrido te guarda sorpresas,
y que  incluso el rincón más oscuro se ilumina alguna vez.

Descubrí que para lamentarse siempre hay tiempo,
y si eso, mejor dejarlo para el último momento.
Soy más de pedir perdón que pedir permiso, 
de las que se lanza de cabeza sin mirar si la piscina estaba llena.

Entendí que es inevitable perder el tiempo,
pero también que si lo pierdes por seguir tus impulsos
no es tiempo perdido, sino tiempo invertido.

Estuve mucho tiempo persiguiendo a la felicidad,
hasta que me di cuenta de que nunca la puedes encontrar.,
La felicidad llega de pronto, sin más.
Aparece por su cuenta y sin avisar. 

Traté de seguir las normas que dictaban, 
y dejar que me llevara la corriente,
hasta que decidí inventar mis propias reglas
y descubrí que lo divertido era ser diferente.

Qué bien sienta hacer oídos sordos,
pasar de los murmullos de tantos envidiosos.
La verdad es que nunca fui tan feliz.
Quizás nací para nadar a contracorriente

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