El tiempo perdido no vuelve.
Es curioso, como de la noche a la
mañana se pierden las personas que más quieres. Se marchan a un lugar del que
no podrán volver, llevándose con ellas aquellas cosas que, por muy
insignificantes que parezcan, añoras cada día de tu vida. Cosas como unas palabras
de apoyo cuando más lo necesitas; una sonrisa tranquilizadora entregada sin ningún
tipo de interés; un hombro en el que poder desahogarte sin dar explicaciones; o
el simple hecho de saber que, pase lo que pase en tu vida y por muchos errores
que cometas, siempre encontrarás el apoyo de ese ser querido que te arropará en
las noches más frías, que secará tus lagrimas mucho antes de que resbalen por
tu mejilla, y que llegará a entender tus palabras mucho antes de que puedan ser
escuchadas por el viento.
Sin duda, el mayor defecto del
ser humano es que solamente sabe apreciar las pequeñas cosas que te da la vida
una vez que han desaparecido. Y en ese momento, lo único que nos queda es
sentarnos a llorar en el sofá pensando en que, a partir de ahora, ya nada
volverá a ser igual. Y es entonces cuando te das cuenta de que el mayor dolor
no es perder a esa persona, porque sabes que, por mucho tiempo que pase y por
muchos cambios que se produzcan en tu vida, nadie podrá borrar jamás de tu
corazón ni su cariño ni sus recuerdos. Porque si algo tengo claro es que una
persona no desaparece del mundo mientras siga viviendo en nuestros recuerdos.
En realidad, el mayor dolor que
puede haber es levantarte y descubrir que has desaprovechado muchos momentos dejando de lado a la persona que más merecía
ocupar tu tiempo, porque siempre tenías algo mejor que hacer que sentarte a su
lado y simplemente disfrutar de su presencia. Es ahí cuando te das cuenta de que
ya es demasiado tarde, porque esa persona se ha marchado, llevándose con ella
tu oportunidad de remediarlo. Y llegados
a ese punto, lo único que puedes hacer es guardarte el dolor y aprender de esa
situación para que el día de mañana no vuelvas a cometer el mismo error, porque
esos pequeños detalles se han marchado a otro mundo, un mundo en el que la
gente si sabe apreciarlos.
Sin embargo, a pesar de todo, a
pesar de tus errores, a la persona que se ha marchado no le importará que te
dieras cuenta demasiado tarde. Esa persona, esté donde esté, seguirá
arropándote en las noches más frías, seguirá secando tus lágrimas y seguirá
dándote las fuerzas que necesitas para seguir adelante.
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