Mirar fijamente al miedo
Por una vez me quedé a solas con
mis temores, sin nada que pudiese esconderme, y mirándoles a los ojos les dije
en voz alta que no les tenía miedo. Ellos dejaron escapar una sonrisa burlona,
al fin y al cabo esa frase la habían escuchado demasiadas veces. Ellos se
acercaron a mí con paso seguro y amenazante, convencidos de que retrocedería,
de que una vez más me volvería a hacer pequeña ante ellos. Pero esta vez no fue
así. Esta vez todo cambió. Mis temores borraron aquella sonrisa burlona de su
rostro, percatándose de que había algo diferente mí.
Por primera aquella frase que
había salido de mis labios no era un espejismo que se desvanecería en cualquier
momento, no estaba cargada de dudas e inseguridades, no estaba acompañada de
una mirada esquiva, no había sido acompañada por el temblor de mi cuerpo. Por
mi primera vez había sido capaz de mantener mi cabeza alta después de
pronunciar aquella frase, de no apartar en ningún momento la mirada de sus ojos.
Por primera vez pude ver como esta vez no era yo quien se hacía pequeña, al
contrario, me sentía cada vez más grande frente a mis temores. Por primera vez
conseguí que fueran precisamente ellos los primeros en apartar la mirada y
alejarse de mí, haciéndose cada vez más pequeños.
Cuando estaban a punto de
desaparecer pude ver a lo lejos que uno de ellos se giraba a mirarme, quizás
buscando una señal de debilidad, quizás intentando quemar su último cartucho.
Sorprendiéndome a mí misma aquella mirada no consiguió alterarme, al contrario.
Lo único que consiguió fue dibujarme una sonrisa de tranquilidad en los labios.
Justo en ese momento, aquel en el que mis temores se alejaban con el caminar
lento y apesadumbrado que caracteriza a aquellos que han sido derrotados, lo
entendí. Ya no había motivos para tener miedo, ya no había nada por lo que
temer.
Durante años he creído que los
miedos eran invencibles, que nada podía detenerlos. Ahora sé que no hay nada
más cobarde que el miedo. Y no importan lo grande que sea ese miedo, porque
basta con mirarlo fijamente a los ojos para darte cuenta de que tú eres mucho
más fuerte que él, para darte cuenta de que él se alimenta de tus dudas, y que
tú tienes el poder de eliminarlo.
Comentarios
Publicar un comentario